Pertenezco A Una tercera generación de Científicos Cristianos y toda mi vida he dependido de esta maravillosa Ciencia. Me siento feliz de ser miembro de La Iglesia Madre y de haber sido miembro de varias iglesias filiales en diferentes ocasiones durante veintitrés años. También me siento muy agradecido por haber recibido instrucción en clase de Ciencia Cristiana con un maestro consagrado.
En 1982, cuando vivía en Los Angeles (estado de California, E.U.A.), trabajaba como ingeniero de mantenimiento de equipos de soldadura de alta frecuencia. Al hacerle el mantenimiento a una máquina vieja en la planta de un cliente, había tomado las precauciones de seguridad acostumbradas desconectando el disyuntor principal, sin darme cuenta de que el calentador había sido conectado con un disyuntor separado como a unos diecisiete metros de distancia. El trabajo que estaba haciendo exigía que alcanzara el cuello de la prensa poniendo mis brazos en distinta dirección alrededor de las partes principales de la estructura. Luego tenía que pasar sobre una red de cables, tubos y bandas delgadas de metal. Mientras me encontraba enredado con esta máquina, uno de mis codos golpeó una caja de empalme que cubría los terminales de las resistencias eléctricas. Uno de los dos tornillos que mantenían la caja en su lugar faltaba, y la caja hizo contacto con los terminales "vivos" lo cual electrizó toda la mitad superior de la prensa.
Cuando la electricidad comenzó a recorrer mi cuerpo, traté de soltarme pero estaba firmemente aferrado a la máquina. Traté de pedir ayuda, pero no pude proferir ni una sola palabra. Traté entonces de liberarme alzando una rodilla para empujar la máquina con la pierna.
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