Desde Que Era adolescente sufrí de hemorragias nasales periódicas que aunque eran desagradables no eran serias. Sin embargo, a medida que pasaba el tiempo y me gradué de la universidad, las hemorragias se volvieron alarmantes. Oré buscando reconocer que el hijo de Dios no podía ser afectado por hemorragias nasales, dado que éstas eran una forma de discordia que no podía venir de un Dios amoroso y todopoderoso.
Hubo momentos en los que busqué la ayuda de practicistas anunciados en The Christian Science Journal. Uno de ellos me recomendó que leyera un pasaje de Ciencia y Salud en donde la Sra. Eddy contesta la pregunta: "¿Qué es el hombre?" Parte de su respuesta afirma: "El hombre no es materia; no está constituido de cerebro, sangre, huesos y otros elementos materiales. Las Escrituras nos informan que el hombre está hecho a imagen y semejanza de Dios. La materia no es esa semejanza". Igualmente apropiada es la declaración en otro lugar del libro: "La sangre, el corazón, los pulmones, el cerebro, etc., no tienen nada que ver con la Vida, Dios. Toda función del hombre real está gobernada por la Mente divina".
En una ocasión, el practicista me dijo que tenía que esperar sanar. Me di cuenta de que mientras oraba por obtener una comprensión mayor de mi verdadero ser espiritual, era importante que confiara en que esa mayor espiritualización del pensamiento resultaría en curación.
Pasaron unos cuantos años en los cuales no sufrí de hemorragias nasales. Luego, por razones de trabajo tuve que ausentarme de mi casa y las hemorragias volvieron a presentarse. Llamé a un practicista para que me ayudara por medio de la oración. Repentinamente, alcancé un reconocimiento claro de mi naturaleza espiritual como el reflejo perfecto del Dios perfecto. Vi que aun si las hemorragias se volvieran a presentar, nunca formarían parte de mi verdadero ser. Me aferré a este reconocimiento.
Durante los meses siguientes hubo ocasiones en las que me enfrenté nuevamente con las hemorragias nasales. Sin embargo, la condición se atendió cada vez sin demora recordando el claro mensaje sanador que había recibido durante mi viaje. Finalmente, esta dificultad se venció en forma permanente.
Esta curación, que sucedió hace diez años, fue una excelente oportunidad para aprender. Estoy muy agradecido por esto, como también por otras muchas curaciones que he tenido tanto antes como después de ésta.
Simcoe, Ontario, Canadá
