Mucho De Lo que nos aporta la experiencia universitaria amplía nuestras capacidades, expande nuestros puntos de vista acerca de nosotros mismos y del mundo. Pero también hay mucho en el mundo académico que pretende definirnos, establecer los límites de lo que podemos lograr, intelectual y físicamente.
Parte de lo que Mary Baker Eddy descubrió cuando descubrió la Ciencia Cristiana es que el hombre es definido únicamente por Dios. Y este hecho cambia todo. En la experiencia académica, saca a relucir las posibilidades más profundas que tenemos para aprender y dar, para amar y crecer. Dice que no tenemos que sentirnos solos ni devastados por las presiones académicas ni atraídos por las distracciones mundanas, porque aquí y ahora Dios nos capacita para vivir lo que es real, que es la bondad, el amor y la sabiduría que el Espíritu expresa por siempre en sus hijos.
A medida que aprendemos a vivir sobre esta base, naturalmente empezamos a ver la profunda unidad espiritual o hermandad que necesariamente reside en el corazón de la vida que Dios confiere. Está relacionada con el hecho de que, en verdad, todos tenemos el mismo Padre-Madre, que nos mantiene unidos en Su amor. Por eso encontramos un vínculo más profundo con amigos y vecinos, y con compañeros y colegas.
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