Tengo Un Amigo que se crió en un área cerca de la frontera de un país vecino. Entre los dos países había mutua comunicación y libre tránsito. Como resultado, mi amigo hablaba dos idiomas, y mediante el estudio aprendió un tercero.
Tengo otro amigo que es muy inteligente, pero cree que aprender otro idioma es imposible. Al no haber tenido mucho contacto con personas que no hablan su idioma, mi amigo cree que la posibilidad de aprender otra lengua es tan remota como sería para él viajar a la luna.
Hay cierta similitud entre el enfoque tan diferente de estos dos amigos y la experiencia de la curación espiritual, o cristiana. Si tal curación no ha formado parte de nuestra vida o si uno, por ejemplo, ha tenido tal curación cuando era chico, pero como adulto no ha persistido en comprender cómo se realizó, entonces la curación espiritual puede parecer tan remota e inalcanzable como aprender otro idioma. Y, sin embargo, normalmente esperamos que los niños dominen lo elemental de su propio idioma mucho antes de que comiencen a asistir a la escuela.
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