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Encontremos La Luz

¿A quién no le vendría bien tener más luz?, ¿más claridad en momentos de duda? Y si estamos en medio de nuestra propia búsqueda de luz, a veces ayuda oír las experiencias de otros que están encontrando que “resplandeció en las tinieblas luz”, como lo describe el Salmista. Esta columna publica algunas experiencias que pueden ser útiles para los que están buscando nuevas respuestas. Los relatos son anónimos, para que los autores tengan la oportunidad de expresarse libremente sobre su anterior estilo de vida y sus pasadas actitudes que pueden haber sido considerablemente diferentes de los que ellos actualmente valoran. Fue necesario condensar el tiempo en la narración de estas experiencias, las que no intentan contar una historia completa, sino que muestran algo de la amplia gama de buscadores y el camino por el cual la luz del Cristo, la Verdad, restaura, redirige y regenera vidas.

"Sentí un renovado y más profundo interés por las Sagradas Escrituras”

Del número de septiembre de 1991 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Cuando Era Estudiante universitario y vivía en Ghana estudié teología; pero la doctrina de mi iglesia, que constantemente me presentaba a Dios como alguien que vivía en algún cielo distante y desconocido, y que castigaba o bendecía a Sus hijos según lo consideraba conveniente, me había descorazonado. Mi fe disminuyó. Había dejado de leer la Biblia, porque sus historias me parecían vagas e incomprensibles. Mi búsqueda del Dios verdadero aún estaba por completarse.

Una mañana de septiembre, mientras esperaba en el vestíbulo de la municipalidad para ver a un funcionario del gobierno, un extraño, un joven alto, se me acercó.

“Mientras espera tal vez le gustaría leer esto. Contiene verdades que sanan”, dijo. Me entregó una revista que resultó ser The Christian Science Journal. Me acomodé en un sillón que estaba a mi lado, listo para hojear la revista. Saqué mi pipa. Y en el instante en que la estaba llenando, una mujer que pasaba apurada, la barrió de mi mano con su amplia falda. Un guardia de seguridad, que venía detrás, la pisó inadvertidamente, aplastándola.

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