La Ciencia Cristiana llamó la atención de mi madre cuando ella observó la rápida curación de un vecino y preguntó como había sucedido. El vecino sonrió y dijo: "Ven a la iglesia de la Ciencia Cristiana y descúbrelo por ti misma". Mi madre hizo esto y encontró respuestas a preguntas y soluciones a problemas que ella tenía. A mí, me matricularon en la Escuela Dominical de la iglesia. Así fue como empecé años de crecimiento espiritual, progreso y desarrollo.
Mi primera curación de niño fue de absceso en los oídos. Esta curación ocurrió con la ayuda mediante la oración de un practicista de la Ciencia Cristiana. La curación fue completa y marcó un paso fundamental de progreso en la confianza que mi familia tenía en Dios.
Estoy agradecido por todas las curaciones que ha tenido nuestra familia. Hay una experiencia que se destaca. Nuestra hija de edad universitaria se despertó una mañana incapacitada para levantarse o caminar. Pedimos a un practicista de la Ciencia Cristiana que nos ayudara a orar por ella, y cuando la dificultad no cedió rápidamente, obtuvimos los servicios de una enfermera de la Ciencia Cristiana para que nos ayudara a cuidar de nuestra hija.
El practicista recomendó que nos pusiéramos en contacto con un médico para estar seguros de que estábamos observando las leyes locales de salud con respecto al contagio. La evaluación del doctor fue que no había problema de contagio, pero recomendó que lleváramos a nuestra hija al hospital para hacerle algunos análisis. Mi esposa no practicaba la Ciencia Cristiana, pero accedió a respetar los deseos de nuestra hija, que había pedido continuar con el tratamiento de la Ciencia Cristiana.
Continué orando a Dios fervorosamente. Varios días después tuve una larga conversación con un buen amigo que era Científico Cristiano. Yo respetaba mucho el enfoque espiritual y cristiano que tenía de los problemas. El vino a visitarnos y compartió muchas verdades espirituales sobre el ser verdadero del hombre como la expresión de Dios. Después de su visita lo acompañé hasta su automóvil. Al regresar a la sala, encontré vacía la silla de nuestra hija. Ella se había levantado, había ido a la cocina donde estaba su madre y le había dado una palmada en la espalda. Estaba completamente sana. Todos dimos gracias a Dios humildemente por esta prueba de Su presencia y poder sanador.
Para mí ha sido un privilegio servir en mi iglesia filial de diversas maneras a través de los años. Cada experiencia ha traído mucho progreso espiritual. Estoy muy agradecido por todo el bien que nosotros hemos recibido por medio del estudio de la Ciencia Cristiana.
Plantation, Florida, E.U.A.