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TEOLOGIA Y CURACION

La teología cristiana, que es más que un análisis de las conocidas premisas humanas, es la que surge de la vida de Cristo Jesús. Esta teología debe incluir necesariamente curación, la curación del pecado y de la enfermedad que constituyen la razón fundamental de los mayores problemas del mundo actual. Esta serie de artículos exploran una variedad de aspectos de la teología de la Ciencia Cristiana, su relación con los puntos de vista teológicos tradicionales, y el significado que tiene para nosotros al acercarnos al umbral del siglo veintiuno. La teología a menudo ha sido considerada como un tema para el seminario, algo que según se espera sólo los especialistas pueden llegar a comprender. Pero en la Ciencia Cristiana, donde cada integrante es un miembro seglar, y todos actúan en un mismo nivel de igualdad, la teología se considera de un modo diferente. Se espera que todos los miembros comprendan y practiquen la teología de la Ciencia Cristiana. De hecho, la comprensión de esta teología es indispensable para la práctica de la Ciencia Cristiana.

En favor o en contra de la curación espiritual: ¿En qué bando estamos?

Del número de septiembre de 1991 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


La Salida De Moisés y de su pueblo de Egipto a lo largo del Mar Rojo, simboliza lo que cada uno de nosotros tiene que enfrentar, o sea, la pregunta: ¿Cuidará el poder de Dios de nuestras necesidades humanas?

Para Moisés, la respuesta tuvo que haber sido sí. Había sentido el poder de Dios. Había estado frente a una zarza que ardía y no se consumía. Había enfrentado a Faraón. Su convicción espiritual del gobierno de Dios abrió el paso a través de la barrera del Mar Rojo. Moisés se sometió a Dios tan plenamente que la superioridad del Espíritu se vio de una manera muy tangible.

Los hijos de Israel habían dudado. El camino parecía sólidamente bloqueado. Se estaban sometiendo al punto de vista de que la materia determina lo que puede lograrse.

¿Era ésta una lucha entre los hijos de Israel que huían y los egipcios que los seguían de cerca? ¿O era realmente una lucha dentro de los israelitas mismos, una lucha sobre qué punto de vista habría de prevalecer: el punto de vista de que Dios es capaz de cuidar de Sus hijos o el punto de vista de que las circunstancias materiales tienen la última palabra? ¿Es el Espíritu el poder? O ¿es la materia el poder?

La Sra. Eddy capta un punto fundamental de la teología que es intrínseco de este acontecimiento y que se proclama en las Escrituras cuando escribe en Ciencia y Salud: "El hecho central presentado por la Biblia es la superioridad del poder espiritual sobre el poder físico".

Los profetas buscaron y vieron la superioridad del poder espiritual. La gente con frecuencia retrocedió, impresionada con la apariencia del poder físico. Cristo Jesús, el fundador del cristianismo, presentó el asunto a la humanidad de una manera que aún hoy en día inspira vigorosamente a muchos, mientras inquieta profundamente a otros. La vida de Jesús, la teología que predicó, la curación espiritual que practicó, nos exigen a todos que decidamos de qué lado estamos en cuanto a la cuestión de qué tan verdadero es, en realidad, el poder de Dios. Y en ninguna parte se define más cabalmente esta cuestión que en la práctica de la curación espiritual.

En qué bando estuvo Jesús

Las obras sanadoras de Cristo Jesús representan en sumo grado mucho más que simplemente una intervención divina con el propósito de llamar la atención a su misión. Esas obras fueron el resultado inevitable de su punto de vista en cuanto a Dios. El comprendía que Dios, el Espíritu, es todo poder. No sólo un poder. No meramente muy poderoso. Sino, todo poder. El único poder. Omnipotencia.

El Maestro desafió el punto de vista del mundo acerca de la materia como nadie más lo había hecho antes. Su vida y obras nos dicen en gran medida acerca del hecho de que el Espíritu es verdaderamente el único poder. Lo que se ha dicho a la humanidad, apenas se está empezando a vislumbrar. Le es muy difícil a la gente de hoy en día, como lo fue hace dos mil años, aceptar las palabras del Salvador: "El espíritu es el que da vida; la carne para nada aprovecha".

La teología, en su mayor parte, tanto antes como después de Jesús, se ha arraigado en la opinión de que Dios, el Espíritu, ha hecho una creación material y que para todos los propósitos prácticos el poder viene de la materia. Jesús, por medio de sus palabras y obras, de su vida misma, demostró que la creación es espiritual y que, por lo tanto, el verdadero poder viene del Espíritu no de la materia. Las implicaciones de esta teología, esta comprensión de Dios, son abrumadoras.

Las obras sanadoras de Jesús dieron evidencia concreta de la total supremacía del Espíritu. Esas obras fueron resistidas por la mentalidad material que estaba muy segura de que la materia tiene la última palabra. Sanó a los ciegos y a los deformes; alivió el sufrimiento de muchos que habían sido desahuciados. Pero con frecuencia la murmuración y la duda salieron a la superficie entre algunas personas, quienes, incluso ante esas curaciones, rechazaron el ministerio de Jesús y se opusieron a él a cada paso. La práctica de la curación espiritual, tanto en los tiempos del Antiguo Testamento como en los días de Jesús, recalcó tan poderosamente la realidad del Espíritu que produjo una dura reacción, tal como ocurre hoy en día.

La mente humana siempre ha establecido su punto de vista en contra de la curación espiritual. Arguye en contra del punto de vista de que el Espíritu es superior a la materia, en contra de la teología impulsada por el Cristo de que el Espíritu y su perfección es la realidad en lugar de la materia. Toda persona tiene que enfrentar en su propia vida — algunas veces de una manera más extensa, y otras veces modestamente — la oposición de la mente humana contra la curación espiritual. La mayoría de nosotros tiene todavía que encarar plenamente este asunto.

Los que criticaban a Jesús sucumbieron al punto de vista de que el Espíritu no podía ser supremo, de que la materia tiene que ser la autoridad final. Las obras sanadoras de Jesús encolerizaron esos puntos de vista. Una y otra vez insistieron en su punto de vista en contra de las implicaciones prácticas de la superioridad del Espíritu. Pero tales acusaciones como el quebrantamiento de la ley y trabajar en el día de reposo, ocultaban el verdadero asunto. La razón primordial de su disputa era, en realidad, el significado mismo de Dios. Y su oposición en contra del punto de vista del Maestro fue llevada a cabo hasta el punto del enjuiciamiento y la crucifixión. No obstante, Jesús pasó a través de esta experiencia agonizante y, finalmente, demostró con la resurrección que el Espíritu, y no la materia, es la Verdad. ¿Cómo? Mediante la comprensión de que su Dios, el Espíritu infinito, es verdaderamente el Dios del Amor omnipresente.

Jesús encontró un odio que estaba más dirigido a sus enseñanzas radicales sobre la supremacía del Espíritu que a su persona. Pudo ver que aquellos que estaban en el puño de tal maldad, simplemente no comprendían que eran manipulados. De allí su oración para que fueran perdonados "porque no saben lo que hacen". Jesús expresó el amor — el perdón y el cuidado — de un Dios que es Amor infinito. Tal amor prevaleció decisivamente sobre los efectos del odio.

El conflicto de hoy en día

Hoy en día, se está librando, de muchas maneras, la misma batalla. Y la llamada de Jesús de seguir su ejemplo es igualmente urgente. De un lado está la duda, la incertidumbre, incluso el rechazo, u odio, de la curación espiritual. Del otro lado está el reconocimiento de la supremacía del Espíritu. Esta duda e incertidumbre se pueden ver en la persecución de padres que han confiado en la curación espiritual para su familia y los están enjuiciando debido a tal confianza. Sobre este asunto, la opinión pública ha sido incitada a veces al odio implícito. La misma ignorancia que persiguió al Cristo sanador siglos atrás, quisiera perseguirlo en esta época. Y, no obstante, el mismo Dios de Amor infinito está aquí para ser expresado, como Jesús enseñó, de una manera que, finalmente, desinfla esta actitud envanecida de la mente carnal.

Podemos considerar compasivamente la duda de la sociedad de que Dios sea una ayuda realista en momentos de grave enfermedad. Y podemos mirar con mayor profundidad de qué se trata realmente esta duda y el conflicto resultante. Cada vez que ocurre una auténtica curación espiritual, somos fortalecidos en nuestra comprensión y apreciación de la verdad de que el Espíritu es supremo; que es la eterna realidad del ser y que el hombre es el hijo bienamado de Dios. Cada vez que la materia es la base para una curación o, por lo menos, un alivio de los síntomas, aumenta la suposición de que el hombre es biológico, fisiológico, y esencialmente condicionado por la materia. Estos dos enfoques y percepciones resultantes guían en direcciones opuestas: una hacia el Espíritu, la otra hacia la materia.

Al comprender este conflicto, es demasiado simplista pensar que la materia es meramente alguna "cosa". La materia representa o simboliza una manera material de considerar la existencia. De hecho, es la definición sumamente estrecha que tiene la mente humana de la vida. La materia es el esbozo del punto de vista de la mentalidad que se engaña a sí misma. El punto de vista de las cosas, basado en la materia, naturalmente resiste la curación espiritual porque tal curación afirma que la realidad está basada enteramente en el Espíritu, infinito, no finito. Jesús veía las cosas desde la perspectiva del Espíritu. Los de ánimo más mundano ven las cosas desde la perspectiva de la materia.

Todos nosotros diariamente nos vemos frente al punto de vista establecido en contra de la curación espiritual. Y no son meramente acontecimientos que están ocurriendo en "algún lugar afuera", tal como en un tribunal, así como antes tampoco fue simplemente un caso de egipcios persiguiendo a israelitas. La batalla más significativa se libra dentro de nuestro propio pensamiento. Puede incluso tomar la forma de una resistencia no reconocida a lo que fundamenta a la curación espiritual.

Hoy en día, se nos exige enérgicamente crecimiento espiritual, o sea, el estar dispuestos a despojarnos más del punto de vista de la mente carnal acerca de la existencia, y vivir más de nuestra naciente espiritualidad. No obstante, una resistencia sutil puede hacer que sintamos que es demasiado inconveniente el recurrir a Dios y establecer un firme enfoque diario para orar ahora mismo. Tenemos otras prioridades, otros intereses en la vida. Este argumento no es simplemente acerca de "otras prioridades". Es parte del punto de vista establecido en contra de la curación espiritual.

¿Qué es lo que nos libera de desempeñar un papel que resiste la curación por el Cristo? Es la fortaleza que obtenemos por nuestra aceptación íntima del Consolador. Nuestro Maestro prometió este segundo aparecimiento del Cristo sanador. Ha llegado en la revelación de la curación mental científica que tuvo la Sra. Eddy. El humilde reconocimiento y la aceptación de esta venida del Cristo ha facultado a los Científicos Cristianos durante más de un siglo a enfrentar la resistencia de la mente mortal; cualquiera que sea su forma.

Si alguna vez usted se siente inadecuado para encarar y dominar las pretensiones agresivas de la mente carnal, tómese algunos momentos para recuperar, mediante la oración, el amor y gratitud que usted siente por la llegada del Consolador. Mantenga viva la llama en su corazón. Si empieza a titilar, puede ser que vea menos luz y pierda fortaleza. Pero el Consolador es real, poderoso, verdadero, y está presente ahora mismo, tal como Cristo Jesús nos prometió que estaría. Nuestro renovado amor por ese hecho nos capacitará para que actuemos con "poder y autoridad".

Este es un momento importante no sólo para que los Científicos Cristianos se sientan espiritualmente fortalecidos, sino para que aquellos dedicados a la profesión médica sientan la presencia del Amor divino. El deseo sincero de ayudar a la humanidad a liberarse del sufrimiento, los sentimientos de generosidad, la fortaleza de la convicción que expresan muchos buenos médicos, son elementos del pensamiento que merecen apoyo. Tales motivos ayudan a quienes los sustentan a reconocer la posibilidad de la curación cristiana.

El creciente materialismo — el énfasis en la materia — tendería a desplazar los móviles nobles de los médicos. La tecnología moderna y su corriente de drogas "milagrosas", los avanzados procedimientos quirúrgicos, la moderna maquinaria y equipo médicos están — de hecho — estableciendo cada vez más su propio punto de vista en contra de la curación espiritual. Y los tribunales están desempeñando un papel al imponer sanciones legales a quienes no se adaptan a este sistema. Como advirtió un médico pediatra: "... la Religión de la Medicina Moderna está intentando establecer hegemonía [dominio] sobre otras religiones".Deland Sun News, 10 de marzo de 1988.

Compañeros cristianos

¿Y de qué lado están hoy en día los devotos creyentes en la cuestión de la curación espiritual? ¿Están nuestros compañeros cristianos a la vanguardia defendiendo una teología que enseña la superioridad del Espíritu sobre la materia? Muchos cristianos sí ven la promesa de la curación espiritual y están dando pasos cautelosos para apoyarse en Dios. Algunos han usado mal esta promesa transformando la verdadera curación cristiana en una clase de curación por la fe emocional y ciega. Y, no obstante, el profundo impulso que emana del sentido espiritual hace que la gente siga esforzándose por alcanzar lo que Jesús practicó de manera tan eficaz.

A medida que la curación cristiana ha empezado a ampliar su base en la sociedad, la gente no siempre ha sabido cómo abordarla. Algunos teólogos se han atemorizado, tal vez se han sentido amenazados. ¿Hemos realmente llegado al punto donde incluso cristianos considerados ahora están teniendo un punto de vista en contra de la curación cristiana? ¿Se ha llegado al punto de que está mal orar? En años recientes, practicistas de la Ciencia Cristiana han sido acusados por compañeros cristianos. ¿Su supuesto delito? Oraron por alguien que les pidió que lo hicieran. La oración fue el acto específico que condujo a ser acusados de un delito. ¿Resulta ahora que el sincero deseo de orar por nuestro prójimo — un acto históricamente fomentado por el cristianismo — no es cristiano? ¿Va a ser ilegal ahora que el Espíritu en lugar de la materia sea nuestro Dios?

Algunos teólogos sinceros han argumentado en contra de la curación espiritual sobre la base de que tal oración es casi egoísta. Una persona describe la enorme cantidad de sufrimiento en el mundo y lucha con el planteamiento de qué justicia hay en ser liberado del sufrimiento cuando tantos otros siguen sufriendo. Escribe: "Me pareció como si proclamáramos que Dios está vivo y bien en el mundo porque sobrevivimos un accidente aéreo donde todos los demás perecieron. Y proclamamos nuestro gozo personal a quienes lamentaban a sus muertos. De manera que me pregunto: '¿Cómo podemos celebrar apropiadamente las curaciones milagrosas de los enfermos en un mundo de dolor crónico e incurable?' "Context: A commentary on the interaction of religion and culture, 15 de mayo de 1989.

Este es un punto serio. Uno que no se puede pasar por alto, especialmente por los cristianos que han aceptado la curación espiritual como algo natural y compatible con su vida. Al menos, algunas de las respuestas podrían encontrarse en las semillas de la curación espiritual que fueron sembradas durante los tiempos del Nuevo Testamento. Cuando Jesús sanó al hombre en el estanque de Betesda, no tenemos relatos que nos informen si los otros que habían estado esperando curación fueron sanados también.

Y aun así, pensemos en la esperanza que debe de haber inspirado en esos otros cuando vieron lo que era posible lograr. Pensemos en la esperanza que esta curación nos ofrece hoy en día a pesar de las difíciles circunstancias. Simplemente el saber que hay una ley divina del Espíritu, que opera para bendecir a toda la creación, puede alentar a todo sufriente. Puede abrir la puerta hacia la curación. Puede ser que tengamos que aprender mucho más antes que venga la liberación. Pero consideremos la alternativa. ¿Qué decir si no hubiera una Verdad que sana? Incluso una experiencia modesta de celebrar la curación cristiana original da la esperanza a toda persona sobre la tierra de que la bondad de Dios se puede demostrar hoy en día.

Por supuesto, hay un buen argumento que puede hacerse en contra del mal uso de la curación espiritual. Si es nada más que para lograr buen éxito personal o salud corporal o riqueza financiera, entonces hay un serio argumento contra ella. Pero ¿quién está en favor del buen uso de la curación espiritual? La sociedad necesita desesperadamente a aquellos que han captado una visión de lo que las obras de Cristo Jesús significaban. Necesita a aquellos que han comprendido que la base fundamental de la curación espiritual es una teología que enseña la actual supremacía del Espíritu. El móvil para practicarla es glorificar a Dios. La base de la verdadera curación espiritual es desafiar el punto de vista de que el propósito de Dios para el hombre es limitado y destructivo. Es reconocer que la voluntad de Dios es la bondad del Espíritu infinito, no las limitaciones definidas por la materia.

¿Hacia dónde nos dirigimos?

El argumento en favor o en contra de la curación espiritual se arguye diariamente en el pensamiento de toda persona. Todos los días, cada uno de nosotros está tomando decisiones sobre el asunto de si la materia o el Espíritu ha de tener autoridad y superioridad en nuestra vida. Y cada uno de nosotros tiene que determinar de qué lado está, dónde está colocando su peso. ¿Se dirige nuestra vida hacia un reconocimiento creciente de que el Espíritu es supremo? ¿O estamos viendo cada vez más que el materialismo de hoy en día se está apoderando de nuestra experiencia? ¿O estamos simplemente atascados en algún lugar intermedio, sabiendo que necesitamos progresar pero renuentes a hacer el compromiso necesario?

Nuestra respuesta a estas preguntas define la esencia de nuestra teología y la posición específica que estamos adoptando sobre el tema de la curación espiritual. Nuestra respuesta significa mucho para el futuro de la humanidad y su habilidad no solo para vencer el dolor y el sufrimiento, sino para comprender y experimentar la naturaleza de Dios como realidad.

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