Despues De Hacer algunas visitas a una practicista de la Ciencia Cristiana, me invitó a asistir a un servicio de la Ciencia Cristiana. Era una reunión de testimonios de los miércoles. Al final del servicio pensé: “Voy a concurrir con regularidad a esta iglesia”. Y en efecto, a partir de entonces nunca dejé de concurrir a un servicio.
Por algún tiempo estuve enferma y había pasado mucho tiempo acostada en cama o visitando médicos y farmacias. Un día me quedé en cama otra vez. Al día siguiente, al levantarme, pensé: “¿Qué es lo que estoy haciendo acostada aquí?” Me levanté y fui al teléfono para llamar a la practicista. Me pidió que estudiara cierta página en Ciencia y Salud por la Sra. Eddy. Me dijo que yo encontraría algo que me ayudaría al mismo tiempo que ella oraba. Una declaración que leí fue: “Sea cual fuere vuestro deber, lo podéis hacer sin perjudicaros”. Acepté esto como verdadero, razonando que Dios, la Vida divina, me sostenía; y cuando terminé de leer, empecé a limpiar la casa y hacer todo lo que era necesario hacer. Sané, y me sentí muy feliz con mi libertad. Nunca más he vuelto a sufrir de esta enfermedad.
Al día siguiente, llamé por teléfono a la practicista para darle las gracias por su ayuda. Me dijo: “Hoy es miércoles, y voy a la iglesia. Si usted quiere, puede venir conmigo”. Fui con ella y testifiqué acerca de esta curación, sintiéndome muy agradecida y feliz.
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