Hace Nueve Años tuve problemas en la vejiga. Fui a consultar tres médicos, pero las medicinas no me ayudaron y los dolores eran terribles.
Hacía poco que había conocido la Ciencia Cristiana, así que decidí confiar en Dios. Comencé a estudiar diariamente la Biblia y el libro Ciencia y Salud por la Sra. Eddy. Aprendí que Dios es el verdadero Padre-Madre y que El ha creado al hombre perfecto. Cambié mis pensamientos viendo a Dios como Amor, el Todo-en-todo, y viéndome a mí misma y a los demás en nuestro verdadero ser como Su imagen.
Cuando comencé a practicar lo que estaba aprendiendo, todo cambió. Expresé más amor, comprensión, gratitud, paciencia y caridad. No traté de cambiar a nadie, sino a mí misma. Estaba desarrollando la espiritualidad. La dolencia de la vejiga sanó completamente.
Más tarde sucedió otra curación. Sufría de un flujo excesivo lo cual me molestaba mucho. Entonces fui a consultar a un ginecólogo quien me examinó y me dijo que debía aceptar esta dificultad por el resto de mi vida. Me dijo que cuando esta condición ocurre en mujeres de edad madura, continúa para siempre.
Rehusé aceptar semejante limitación y me volví a Dios en oración. En mi oración eliminé los pensamientos de enfermedad y medité sobre las verdades espirituales. Reconocí que Dios había creado al hombre espiritual puro y completo. Sabía que Dios es únicamente bueno y crea solamente lo bueno; por consiguiente, yo no podía tener nada que no fuera bueno.
Al orar así me di cuenta de que necesitaba corregir la manera de ver a los demás y criticar menos. Traté de destacar las buenas cualidades de los demás, viéndolos como mis hermanos y hermanas, amándolos como yo quería que me amaran a mí.
En un período de varios meses cambié de muchas maneras y me esforcé por amar más. Sin que yo supiera exactamente cuándo, me sentí bien de nuevo. La Biblia dice en Efesios: “Vestíos del nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad”.
Demostré mi gratitud por este crecimiento espiritual haciéndome miembro de La Iglesia Madre. Poco después me hice miembro de una iglesia filial y comencé a dedicar más tiempo a mi iglesia, desempeñando varios cargos. También sigo confiando únicamente en Dios para obtener curación.
Estoy muy agradecida por la Ciencia Cristiana y por los practicistas de la Ciencia Cristiana que amorosamente están disponibles para ayudarnos. He tenido la alegría de recibir instrucción en clase de la Ciencia Cristiana.
São Paulo, SP, Brasil
Yo no soy Científico Cristiano, pero soy el esposo de Lucina y puedo atestiguar que los hechos presentados en su testimonio son verdaderos.
Antonio Armelin