Hace Varios Años, cuando yo era presidenta de la comisión directiva de nuestra iglesia filial, uno de los miembros lanzó lo que pareció ser un ataque mordaz contra la comisión. De pronto la reunión trimestral se convirtió en una confrontación.
Me preocuparon la manipulación y el deseo de logro personal que parecían evidentes en este incidente. Aun así sabía que necesitaba mirar más allá de lo meramente personal para poder sanar esta situación. Necesitaba escuchar a Dios.
Por lo tanto, me pregunté: “¿Cuál es la voluntad del Padre en esta situación?” Y la respuesta fue que amara a esta persona querida de la misma manera que lo hace el Padre: como sostenida en los brazos del Amor, reflejando Su gracia.
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