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Amor que habla con poder sanador

Del número de julio de 1992 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


El Amor Es un lenguaje que todo el mundo comprende. No necesita traducción. Habla de corazón a corazón. Puede sanar los males del mundo: los conflictos, el terror, el desamparo, la debilidad moral. Ese amor expresa el poder sanador del Amor divino — es decir, Dios — y, por lo tanto, es espiritual y puro.

Sin duda, Cristo Jesús fue el más grande comunicador de este amor derivado de Dios que el mundo ha conocido y conocerá jamás. El trajo su mensaje redentor y sanador a todos los que querían recibirlo. El enseñó que Dios es un Padre afectuoso que siempre es misericordioso y justo, y sus obras sanadoras ejemplifican esta verdad. Ponen en evidencia la perfecta realidad espiritual de Dios y el hombre, mostrando que debido a que Dios es totalmente bueno, El no pudo haber creado o permitido algo que fuera menos que bueno en Su linaje.

El amor puro y espiritual que Jesús personificó era el poder que reformó a los pecadores y sanó la enfermedad. Evidentemente, este amor no era simplemente un producto de la bondad humana, falible e inconstante. Era el reflejo del Amor divino, infinito, imparcial y omnímodo.

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