Buscar Trabajo. Desear tener menos trabajo. Esperar un cambio de carrera pero sintiéndose atrapado. Encontrar un empleo en una parte del mundo en la que predominan el desempleo y el subempleo. Tratar de mantener un equilibrio entre el tiempo que se dedica a los hijos y el que se dedica al trabajo fuera del hogar. Pensar que la existencia tiene que ser algo más que el tratar de “ganarse la vida”.
De alguna manera, tal vez pensemos que nuestra carrera define en gran parte lo que somos. ¿Qué pasa con el concepto que tenemos de nosotros mismos y el que tienen los demás sobre nosotros cuando perdemos nuestro empleo? ¿O cuando lo que hacemos no está a la altura de nuestro talento o capacidad?
El hombre al que los cristianos llaman su Mostrador del camino, una vez describió su carrera de este modo: “Mi Padre hasta ahora trabaja, y yo trabajo”. Aun cuando era niño, Cristo Jesús explicó: “¿No sabíais que en los negocios de mi Padre me es necesario estar?” ¿Es este punto de vista sobre el trabajo — tan inseparablemente unido al propósito espiritual — realmente pertinente para nuestra carrera individual? ¿O es sólo para unos pocos idealistas “santos” y no para los millones de personas que viven y trabajan a fines del siglo viente?
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