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Deseo expresar mi gratitud...

Del número de julio de 1992 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Deseo Expresar Mi gratitud compartiendo las siguientes curaciones, porque durante muchos años he recibido mucha inspiración y consuelo de los artículos y testimonios publicados en las publicaciones periódicas de la Ciencia Cristiana.

Un día estaba estudiando un pasaje de Ciencia y Salud por la Sra. Eddy, que habla sobre la falacia de que los alimentos puedan causar daño o sanar el cuerpo. De pronto me di cuenta, con gran alegría y esperanza, de que podía sanar de la creencia de muchos años de que no podía comer pescado sin que me causara mucha molestia. Aun cuando había tenido muchas curaciones desde que empecé a estudiar la Ciencia Cristiana, no había atendido esta situación en particular; simplemente no comía pescado de ninguna clase.

Medité profundamente sobre la verdad del siguiente pasaje de Ciencia y Salud: “Si los mortales piensan que el alimento perturba las funciones armoniosas de la mente y del cuerpo, debe abandonarse el alimento o ese concepto, pues el castigo está unido a la creencia. ¿Cuál será? Si la decisión se deja a la Ciencia Cristiana, será a favor del dominio de la Mente sobre esa creencia y sobre toda creencia errónea o condición material”. Me di cuenta de que no tenía nada que temer, y como resultado tuve una curación permanente. Hace muchos años que como mariscos y pescado sin sufrir ningún daño.

La libertad que recibí no se limitó a esto. Después comencé a aumentar de peso innecesariamente. Había desarrollado un deseo inmoderado de comer dulces. Con la comprensión espiritual que había alcanzado por medio de la curación anterior, supe que podía vencer este apetito falso.

Al pedir la guía de Dios específicamente, recurrí a los Salmos, absorbiendo por completo la convicción de que los hijos de los hombres “serán completamente saciados de la grosura de tu casa, y tú los abrevarás del torrente de tus delicias”. También me ayudó el leer en Escritos Misceláneos lo que dice la Sra. Eddy: “Usted abriga una creencia adiposa de usted misma como sustancia; en tanto que sustancia significa más que materia: pues es la gloria y permanencia del Espíritu: es aquello que se espera pero que no se ve, aquello que los sentidos materiales no pueden comprender”.

Me regocijé porque en realidad yo vivo en la Verdad y el Amor y estoy satisfecha con ser la semejanza de Dios, y esto es verdad respecto a cada uno de nosotros. Muy pronto, sin el esfuerzo de someterme a una dieta, sané. El peso innecesario disminuyó naturalmente y comencé a disfrutar de los alimentos de manera moderada.

En mi crecimiento espiritual fue importante la curación de un severo caso de envenenamiento producido por el contacto con una hiedra venenosa. Varias áreas de mi cuerpo estaban cubiertas con una erupción que me producía picazón e infección. Al principio esta condición irritante me causaba mucho malestar, pero hice un esfuerzo por “estar ausente del cuerpo, y presente al Señor” (2 Corintios), reconociendo con gratitud que Dios es nuestro Padre-Madre y no podría haber creado nada que pudiera herir a Sus hijos.

Al orar sentí una gran calma y seguridad de que la verdadera identidad del hombre es el reflejo de la pura consciencia y perfección de Dios. Los pensamientos sobre la pureza y la belleza de la obra de la Mente divina reemplazaron el miedo y el dolor. La molestia disminuyó y toda evidencia de esta condición desapareció para siempre.

La Ciencia Cristiana es el hallazgo de un tesoro. Sus enseñanzas han traído alegría y plenitud a mi vida. Gracias sean dadas a Dios por Su gran amor evidenciado en la vida de Cristo Jesús y más adelante en el trabajo de la Sra. Eddy, que siguió y explicó la gran misión de Jesús y sus enseñanzas con gran claridad y perspicacia espiritual.


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