La bondad divina,
no viene
ni se va.
Su poder instantáneo,
no actuará ahora
y después.
Su cuidado incesante,
no se va
para volver más tarde.
Cuando Su omnipresencia
entendemos,
Su gracia
llena nuestros corazones.
Su voz es oída,
Su consuelo sentido.
La presencia del Amor nunca nos deja.

La presencia de Dios
Del número de julio de 1992 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana