Los Estereotipos Culturales y raciales pueden estar tan arraigados en nosotros que ni siquiera nos damos cuenta de que son parte de nuestra forma de pensar. Pero preocupa aún más el hecho de que los estereotipos ocultan el valor y la riqueza más significativos de la vida e individualidad de las personas. De hecho, este valor y esta riqueza se refieren a la verdadera espiritualidad de las personas y a una herencia más profunda que es común a toda la familia del hombre.
Recordé esto una tarde cuando fui a una charla que ofrecía un indígena americano, un hombre generoso, miembro de la tribu Munsee de la nación Mohicana. El es padre, músico y cantante. Es un hombre educado; y es también pintor y escultor. A pesar de todo, también él ha sido objeto de estereotipos y prejuicios raciales, simplemente porque es posible identificarlo claramente con su herencia indígena americana.
Durante su charla aquella noche pude comprender lo importante que es que no aceptemos estereotipos sobre nosotros mismos o sobre los demás. El comentó que con frecuencia en la época del Día de Acción de Gracias lo invitan a que vaya a las escuelas para hablar sobre su cultura, invitaciones que él acepta gustosamente. Muchas veces, cuando él llega, hay niños pequeños que están ansiosos e inclusive temerosos porque él es un “indio”. Con frecuencia, una de las primeras preguntas que los niños pequeños le hacen es: “¿Cuánta gente ha matado usted?” Incluso los niños, con toda su inocencia infantil, han aprendido estos estereotipos tan perjudiciales.
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