La Biblia Exhorta a hombres, mujeres y niños a alabar a Dios. De hecho, el libro de Salmos termina con las siguientes palabras: “Todo lo que respira alabe a JAH. Aleluya”.
Esta exhortación bíblica encontró eco en mí, en mi niñez, cuando me dieron a conocer las Escrituras. De manera que aun cuando era alumna de la Escuela Dominical de la Ciencia Cristiana, fue importante para mí dar un testimonio de curación en un servicio vespertino de los miércoles. Dudaba de mi habilidad para hacerlo bien, pero al final descubrí que expresar gratitud es un acto de amor.
El rey de mi nación era muy amado y yo abrigaba el deseo de ser quien le presentara las flores cuando él presidiera la exhibición ecuestre internacional que tendría lugar en mi vecindario. Al considerar esta posibilidad, se me ocurrió que si yo podía expresar mi gratitud al rey de una manera aceptable, era totalmente capaz de expresar mi gratitud a Dios sin dificultades. Estas palabras del salmista continuamente venían a mí: “¿Qué pagaré a Jehová por todos sus beneficios para conmigo? ... Ahora pagaré mis votos a Jehová delante de todo su pueblo”.
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