“Descubri La Ciencia Cristiana cuando estaba en la universidad y me gustó mucho el tema de la curación. Comencé a comprender que la Ciencia Cristiana practicaba la curación que Jesús enseñó. Poco tiempo después solicité hacerme miembro de La Iglesia Madre.
“Ahora comprendo que mi unión con lo que consideré la característica sanadora del cristianismo, fue en realidad un compromiso del corazón y del pensamiento, de tener la mente y el entendimiento que Cristo Jesús tenía. Eso captó toda mi atención. Para mí ser miembro de la Iglesia es un compromiso diario. Es constante. Nunca me alejo de este compromiso”.
—de un miembro de La Iglesia Madre
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