Esta serie ilustrada que se publica en el Heraldo — “El poder reformador de las Escrituras” — trata sobre la dramática historia de cómo se desarrollaron las escrituras en el mundo a lo largo de miles de años. Se concentra en los grandes reformadores que escribieron y tradujeron la Biblia. Muchos dieron su vida para hacer que la Biblia y su influencia reformadora estuviera al alcance de todos los hombres y mujeres. Esta es una serie.
EL EVANGEIO SEGUN MATEO
El más conocido de los cuatro Evangelios es el de Mateo, escrito alrededor del año 90 de nuestra era. Si bien la tradición dice que fue Mateo el discípulo de Jesús quien escribió este Evangelio, el autor fue claramente alguien que no recibió su información directamente por experiencia personal, sino mediante la tradición oral, la fuente Q, y el Evangelio según Marcos. Escribió en griego para una comunidad judeo-cristiana de habla griega, quizás la que empezó Pablo en Antio-quía. El autor quería atraer la atención del punto de vista judío de su comunidad, pero también criticaba severamente a los judíos por la muerte de Jesús. Para él, la Iglesia, y no la nación judía, se había convertido en el verdadero Israel.
El propósito que guió a Mateo a escribir su Evangelio fue dar a los judeo-cristianos un manual que los instruyera sobre cómo gobernar sus iglesias y su vida. El tenía la esperanza de fortalecer en sus lectores la fe en Jesús, y ayudarlos a entender mejor la manera de seguir sus pasos. Para lograrlo, da el relato más completo de la Biblia de lo que se ha llamado el Sermón del Monte, un compendio de las enseñanzas más importantes de Jesús. La piedra angular de este sermón es una serie de declaraciones cortas, o “dichos”, que ahora llamamos las Bienaventuranzas. Estos dichos proclaman las bendiciones que recibirán los cristianos sinceros a medida que vivan su fe con humildad. El sermón, según lo presenta Mateo, requiere del creyente mucho más que una conformidad superficial y legalista a las demandas de Dios. Exige un cambio de corazón: más amor, perdón y pureza.
Para Mateo, toda la carrera de Jesús fue el desarrollo del plan de Dios, un plan que ya había sido anticipado por los profetas en el Antiguo Testamento. Por eso, una y otra vez, él cita la Septuaginta (la traducción griega de la Biblia hebrea) para mostrar cómo la misión de Jesús ha cumplido las Escrituras.
El relato de la obra de la vida de Jesús que hace Mateo, está muy bien organizado. Comienza con una genealogía que describe la ascendencia de Jesús hasta Abraham, demostrando que el Maestro desciende directamente del padre del pueblo judío. El Evangelio se divide en cinco partes. Cada parte comienza con el relato de acontecimientos que ocurrieron durante la carrera de Jesús, y termina con comentarios sobre dichos acontecimientos. Mateo finaliza el evangelio con la narración de la crucifixión y la resurrección.
El Evangelio según Mateo está lleno de consejos para los miembros de la iglesia. Al principio les dice que su misión principal es para los judíos, las ovejas perdidas de la casa de Israel. Pero al final del libro muestra cómo el Cristo resucitado extendió la misión de la iglesia al mundo entero, a judíos y a gentiles. Mateo es el único escritor evangelista que relaciona la fundación de la Iglesia con el reconocimiento de Pedro de que Jesús era el Cristo. Mateo aconseja a los cristianos que sean pacientes unos con otros y con su suerte como expatriados de Jerusalén. Es preciso que sean fieles y vigilantes, de acuerdo con el relato de Mateo, confiando en que en el día del juicio las malezas (la cizaña) que estén entre sus miembros, serán extirpadas y el trigo puro, los miembros fieles, serán salvados. Mientras tanto, debían esperar a que en cualquier momento el Hijo del hombre volviera para salvar al mundo. Y podían agradecer a Dios que el Cristo ya estaba presente en sus corazones.
EL EVANGELIO SEGUN LUCAS
Lucas era un cristiano culto y versado; aparentemente era un gentil que escribió su descripción de la vida de Jesús entre los años 70 y 90 de nuestra era. Como todas las figuras públicas de la época, hablaba griego, y al igual que Mateo, basó su relato en el Evangelio según Marcos y siguió su secuencia general de acontecimientos. Pero él escribe para un público mucho más amplio y tiene un punto de vista mucho más expansivo de la Iglesia como una institución universal más que judía.
El propósito central de Lucas al escribir su Evangelio es mostrar que la Iglesia es crucialmente importante para la humanidad, aunque, de acuerdo con Lucas, el día del juicio está muy cercano. Para él la Iglesia es una necesidad perentoria, para ayudar a anunciar la Nueva Era de Cristo y para asegurar que el plan de Dios en la historia se lleve a cabo.
El Evangelio según Lucas es en realidad la primera mitad de un volumen de dos partes escrito por el mismo autor. Está constituido por el Evangelio y el libro de los Hechos (una historia de cómo los seguidores de Jesús establecieron la Iglesia cristiana primitiva).
Sobre todo, Lucas desea que sus lectores sientan nueva fe en Cristo. Por eso, su libro de dos partes puede ser considerado como un largo sermón diseñado para ganar el corazón de sus lectores, para convencerlos de que el Cristo ha llegado. Incluye una gran cantidad de material que no se encuentra en los otros Evangelios, por ejemplo, las parábolas del buen samaritano, el hijo pródigo, Lázaro y el hombre rico, y el publicano y el fariseo.
El relato de Lucas se divide en tres secciones cronológicas que algunos eruditos han llamado “épocas”. El primero de estos períodos se extiende desde el antiguo Israel pasando por Juan el Bautista y destaca cómo actuó el Espíritu en los nacimientos de Juan el Bautista y de Jesús. El segundo, que cubre el ministerio de Jesús, muestra el espíritu de Dios que actúa en la vida del Maestro y continúa en la misión de la Iglesia. El tercer período, que comienza con la ascensión de Jesús, cubre los sucesos trascendentales que siguieron al Día de Pentecostés, que Lucas relata al comienzo del libro de los Hechos.
Un tema clave que se examina en todo el Evangelio según Lucas es que los cristianos simplemente no pueden limitar su misión a los judíos. El reino de Cristo debe abarcar a toda la humanidad. Teniendo esto presente, Lucas rastrea el linaje de Jesús hasta llegar a Adán (el padre de toda la raza humana) en lugar de detenerse en Abraham (el padre de la nación judía).
Es verdad que el ministerio cristiano debe empezar en Jerusalén, la capital espiritual de la fe judía. Pero desde Jerusalén, donde los discípulos reciben el Espíritu Santo, la voz de la Iglesia debe alcanzar, a la postre, al mundo entero, como en verdad lo hace en el libro de los Hechos.
EL EVANGELIO SEGUN JUAN
Durante años, los primeros cristianos sostuvieron que Juan, el discípulo de Jesús, había escrito este Evangelio. Pero algunos eruditos ahora dicen que el libro fue escrito entre los años 90 y 100 d.C., demasiado tarde para haber sido un relato de alguien que presenció los acontecimientos de la obra que hizo el Maestro en su vida. Más bien, creen que fue escrito por un judío convertido al cristianismo, tal vez alguien criado en una sinagoga lejos de Jerusalén. Ya sea que haya sido el Apóstol Juan o no, es evidente que el autor del libro de Juan era un cristiano profundamente espiritual.
En algunos aspectos el libro de Juan es similar al de Mateo, Marcos y Lucas (que a menudo se los llama los Evangelios “sinópticos” porque tienen mucho en común). Pero en otros aspectos el Evangelio según Juan se diferencia mucho de los sinópticos. Juan cambia el orden cronológico de los sinópticos y reinterpreta los sucesos de la vida de Jesús. Además, ubica el ministerio de Jesús en su mayor parte en Jerusalén en lugar de Galilea, no incluye ninguna de sus parábolas, pero sí incluye dichos que no se encuentran en Mateo, Marcos ni Lucas. Introduce largas disertaciones sobre temas que los otros Evangelios tratan sólo superficialmente, temas como la verdad, la vida eterna, la luz en contraste con las tinieblas, la ceguera en contraste con la visión, y la gloria. Con frecuencia habla con símbolos que tienen más de un nivel de significado, y registra gran cantidad de afirmaciones asombrosas que hizo Jesús acerca de sí mismo.
Uno de los propósitos principales que tuvo Juan para escribir su libro es el de ayudar a los judíos cristianos a enfrentar su desaliento porque, desde su punto de vista, el Cristo no había venido todavía. Responde a esta preocupación argumentando que el Cristo ya está presente en su corazón, trayéndoles vida, eterna ahora y en el tiempo por venir. Para fundamentar este argumento, Juan da a sus lectores una nueva percepción teológica de la vida, la muerte y la resurrección de Jesús. Su mensaje es esencialmente éste: Jesús es el único Hijo de Dios, que actúa en nombre de Dios para redimir al mundo del pecado.
Estructuralmente, el Evangelio se divide en dos partes. La primera, que comprende los capítulos uno al doce, nos habla de la historia del ministerio de Jesús. Esta parte incluye siete historias de milagros o “señales”, entretejidas con exposiciones que explican el significado de cada milagro.
La primera señal, que aparece solamente en el Evangelio según Juan, describe una fiesta de casamiento en la que Jesús convierte el agua en vino. Simbólicamente, en cierto grado el vino representa la vida nueva y vibrante que el cristianismo vierte en la manera tradicional de pensar del judaísmo. En cierto sentido, todas las señales muestran que el Cristo infunde nueva vida a la comunidad cristiana. Y, en ese sentido, todas apuntan hacia la muerte y la resurrección de Jesús, que Juan describe en los capítulos finales de su Evangelio como el momento culminante en que Jesús cumple la promesa de estas señales.
La segunda parte del Evangelio según Juan empieza con la última cena que tiene un significado especial para Juan. La figura de Jesús lavando tiernamente los pies de sus discípulos después de haber comido, es conmovedora, sólo aparece en Juan, y da un ejemplo del discipulado cristiano. Y Juan explica en su relato de la última cena que la Iglesia verdadera es una comunidad dotada por Cristo con el Espíritu Santo. Es la forma en que Dios demuestra Su amor por la humanidad. Y la vida de Jesús es el modelo supremo que la Iglesia siempre seguirá.
LOS CUATRO EVANGELIOS
Mateo, Marcos, Lucas y Juan nos dieron cuatro perspectivas de la obra de la vida de Jesús. Ningún relato de los Evangelios es preciso o completo. Cada uno se caracteriza por los antecedentes de su autor y su comprensión de Jesucristo. Si leemos sólo a Mateo, vemos a Jesús primordialmente como el Mesías de los judíos. Si leemos sólo a Juan, perdemos parte del Jesús histórico pero ganamos una comprensión del Cristo eterno.
Considerados como un todo, los cuatro Evangelios se unen para formar un testigo colectivo que es imparcial y convincente, equilibrado teológicamente y verosímil históricamente. Los Evangelios representan numerosas perspectivas orales y escritas sobre el Maestro, que convergen en una deslumbrante visión calidoscópica.
Queda librado a cada lector medir estos cuatro puntos de vista acerca del Maestro comparándolos, escudriñándolos y dejando que el verdadero Jesucristo emerja.