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LA PLAZA

Así como la plaza o el mercado en una comunidad es el lugar de encuentro para la gente y sus actividades, LA PLAZA es un lugar donde los lectores del Heraldo pueden compartir experiencias y lecciones que han aprendido mediante las revelaciones espirituales adquiridas al trabajar para la iglesia y la comunidad.

UN FORO

Los Evangelios anuncian las buenas nuevas

(Segunda parte)

Del número de agosto de 1993 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Esta serie ilustrada que se publica en el Heraldo — “El poder reformador de las Escrituras” — trata sobre la dramática historia de cómo se desarrollaron las escrituras en el mundo a lo largo de miles de años. Se concentra en los grandes reformadores que escribieron y tradujeron la Biblia. Muchos dieron su vida para hacer que la Biblia y su influencia reformadora estuviera al alcance de todos los hombres y mujeres. Esta es una serie.

El más conocido de los cuatro Evangelios es el de Mateo, escrito alrededor del año 90 de nuestra era. Si bien la tradición dice que fue Mateo el discípulo de Jesús quien escribió este Evangelio, el autor fue claramente alguien que no recibió su información directamente por experiencia personal, sino mediante la tradición oral, la fuente Q, y el Evangelio según Marcos. Escribió en griego para una comunidad judeo-cristiana de habla griega, quizás la que empezó Pablo en Antio-quía. El autor quería atraer la atención del punto de vista judío de su comunidad, pero también criticaba severamente a los judíos por la muerte de Jesús. Para él, la Iglesia, y no la nación judía, se había convertido en el verdadero Israel.

El propósito que guió a Mateo a escribir su Evangelio fue dar a los judeo-cristianos un manual que los instruyera sobre cómo gobernar sus iglesias y su vida. El tenía la esperanza de fortalecer en sus lectores la fe en Jesús, y ayudarlos a entender mejor la manera de seguir sus pasos. Para lograrlo, da el relato más completo de la Biblia de lo que se ha llamado el Sermón del Monte, un compendio de las enseñanzas más importantes de Jesús. La piedra angular de este sermón es una serie de declaraciones cortas, o “dichos”, que ahora llamamos las Bienaventuranzas. Estos dichos proclaman las bendiciones que recibirán los cristianos sinceros a medida que vivan su fe con humildad. El sermón, según lo presenta Mateo, requiere del creyente mucho más que una conformidad superficial y legalista a las demandas de Dios. Exige un cambio de corazón: más amor, perdón y pureza.

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