Al Oir Un grito fuerte me di vuelta hacia la izquierda y vi a un adolescente corriendo hacia mí con un enorme cuchillo. Al notar que él miraba a alguien que estaba más lejos, miré en esa dirección y vi a otro adolescente que le estaba apuntando con un revólver. Le grité que no disparara, pero apretó el gatillo y el adolescente con el cuchillo cayó hacia atrás mortalmente herido.
Pocos minutos antes me habían puesto la afilada punta de uno de esos enormes cuchillos contra el cuello. Dos veces había escapado de la muerte esa tarde, hace ya casi veinte años. No crecí en un barrio pobre, tampoco pertenecía a pandilla alguna; pero en la escuela pública a la que asistía las pandillas habían creado un clima de violencia.
Hoy en día la actividad de las pandillas aún me llega a través de los informativos semanales sobre muchachos adolescentes. Se matan entre ellos y también matan a personas inocentes que se encuentran cerca. A pesar de lo que a veces siento cuando leo esas noticias, sé que la oración tiene el poder de sanar el crimen y los disturbios sociales. Encuentro apoyo y fortaleza en un pasaje de Ciencia y Salud por la Sra. Eddy cuando se refiere a las fuerzas en conflicto y a la destrucción del mal: “Durante ese conflicto final, mentes malignas se esforzarán por encontrar medios con los cuales causar más daño; pero quienes disciernan la Ciencia Cristiana refrenarán el crimen. Ayudarán a expulsar el error. Mantendrán la ley y el orden y esperarán gozosos la certeza de la perfección final”.Ciencia y Salud, pág. 96.
El racismo y la pobreza que incitan a la ira, al odio y a la alienación de los jóvenes que viven en el corazón de la ciudad, tienen sus raíces en un concepto material de la vida que niega la herencia espiritual del hombre. Al contradecir y revelar el error fundamental, es decir, el concepto material de la vida, la Ciencia Cristiana nos proporciona un incomparable y poderoso modo de orar para ayudar a estos jóvenes. De acuerdo con la Biblia, esa manera de orar nos muestra la necesidad de afirmar quiénes son esos jóvenes en realidad: el linaje espiritual de Dios que es el Espíritu infinito, el único creador. Pablo nos asegura en Romanos: "El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios. Y si hijos, también herederos, herederos de Dios y coherederos con Cristo". Rom. 8:16.
Por medio del sentido espiritual de las Escrituras llegamos a discernir que estos jóvenes pertenecen a algo diferente de la pobreza y la criminalidad. Pertenecen a su Padre-Madre Dios, y lo que ellos poseen es una herencia espiritual desbordante de bendiciones y cualidades de Dios, como sabiduría, madurez espiritual, gozo y paz. ¿Cómo podría ser de otra manera cuando la Biblia nos dice que el hombre es creado a imagen del único Dios, que es Amor infinito, así como Espíritu divino? El hombre pertenece a Su creador, y todo lo que es de Dios pertenece a Su hijo por ser éste Su reflejo espiritual.
Es obvio que estas verdades no coinciden con el punto de vista que los miembros de una pandilla tienen entre sí, ni con su conducta. Estas verdades tampoco representan la opinión que tienen de ellos la mayor parte de la sociedad. El pensamiento convencional está ciego a la verdad espiritual porque se encuentra atrapado en la densa neblina de la materialidad. La materialidad presenta un panorama tan desolador que trata de que la gente joven parezca como condenada a ahogarse en un mar de racismo, crimen y drogas.
Las pandillas aparentan tener sus motivos para actuar así. Algunos de ellos son la desaparición del núcleo familiar en los barrios más humildes, la ausencia de un modelo de solidez moral, la pobreza, el racismo, grandes ganancias por la comercialización de la droga, y muchos otros. Pero el evangelio de amor y espiritualidad como lo vivió y enseñó Cristo Jesús, tiene el poder de penetrar a través de todo eso y producir un cambio radical en la vida de esos jóvenes.
Este evangelio de curación se basa en el amor que tiene el Espíritu por su idea espiritual, el hombre. La Biblia revela que hay un creador para todas las identidades: el Amor divino. Dios, el Amor, es la causa primaria y última de cada uno, y la percepción de esta verdad es la base de la oración eficaz mediante la cual comenzamos a discernir la naturaleza espiritual del hombre en nosotros y en los demás.
Quizás al principio oremos por miedo a ser víctimas inocentes de la violencia de las pandillas, pero nuestras oraciones serán mucho más eficaces si nos elevan por encima del temor hacia el reconocimiento de que el gobierno de Dios es supremo. El Cristo, que es el mensaje de Dios sobre la realidad espiritual, nos ayuda a percibir la eterna y omnipotente presencia del Amor y nuestro verdadero ser, por ser el hombre espiritual de Dios. Este hombre verdadero de la creación misma del Espíritu no puede causar daño ni ser lesionado, porque vive bajo el control de Dios.
¿Acaso son sólo los miembros de las pandillas los que necesitan cambiar? No, también necesitamos cambiar nuestros conceptos y expectativas sobre ellos. Podemos orar para comprender la verdadera identidad del hombre y para percibir la pureza e inocencia que Dios les ha dado. Cuando hacemos esto, llegamos a convencernos de que la manifestación de Dios, el Cristo, tiene más influencia que todas las razones sociales y psicológicas que se atribuyen a la conducta criminal.
Cuando alguien siente el toque del Cristo, cambia. El Cristo capacita a las personas a darse cuenta de lo infructuoso que es obrar mal y los inspira con el deseo y la capacidad de tomar un nuevo rumbo. Muchos creen que no tienen otra opción, pero el Amor divino, por medio del Cristo, puede indicarle a cada uno cómo librarse del pecado y la desgracia, por más atrapado que parezca estar en ellos. Puesto que somos “herederos de Dios”, cada uno puede percibir que tiene una vida que vale la pena vivir, un futuro por el cual vale la pena luchar, pero con la guía de Dios, no con la de la pandilla criminal del barrio.
Por medio del despertar espiritual, aquellos que han sido guiados equivocadamente pueden comenzar a percibir que tienen un caudal de habilidades y recursos espirituales que ignoraban poseer. Dios expresa en el hombre una serie ilimitada de cualidades como inteligencia, claridad, pureza y amor. Debe ser cierto entonces, que cualquiera puede comenzar un nuevo estilo de vida, una vida que refleje cada vez más la Vida divina y esté llena de éxitos y valores verdaderos.
Las siguientes palabras escritas por la Sra. Eddy son pertinentes: “El Amor divino finalmente hace que los mortales abandonen los sepulcros abiertos del pecado, y dejen de contemplarlos como realidades. Les pide en voz alta que entierren a los muertos para que no estén a la vista: que perdonen y olviden todo cuanto sea desemejante al Amor resucitado, inmortal; y que rechacen todo concepto opuesto”.Escritos Misceláneos, pág. 292.
En una fuerte escena de una película reciente muy exitosa, que contenía un profundo mensaje contra las pandillas, uno de los jóvenes comprende que los valores que su padre le había inculcado eran más poderosos que el odio y la venganza. Su mejor amigo había sido asesinado por un grupo rival, y el grupo al cual él pertenecía iba en dirección al territorio enemigo para matar y vengarse. En medio de la sentida pérdida, del dolor y el deseo de venganza, este joven le pide a los otros que detengan el auto y que lo dejen bajar. Quizás no lo hayamos comprendido así, pero ¿no podríamos decir que él actúa de esa forma no por temor sino porque la influencia del Cristo es más poderosa que el pecado?
Los miembros de las pandillas necesitan nuestras oraciones con suma urgencia. Pero el mensaje sanador del Cristo llama a la puerta de todos los corazones y pensamientos. Nadie está fuera de Su alcance o poder redentor, puesto que la Verdad y el Amor divinos están en todas partes, obrando en todo instante para transformar y salvar la vida individual.