En defensa
de quien
calla,
el Amor, el Amor divino,
es
el gran
paladín.
Eleva una voz
poderosa
que no será
negada —
“Ellos son míos”.
Una voz de
Luz
que rodea
a todos Sus
amados
hijos,
liberándolos de
la pretendida oscuridad,
impulsando
al inocente
al
trono mismo
de gloria
Donde todas las lenguas
expresan vida
con
incesantes
salmos.
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El Amor, el gran defensor
Del número de agosto de 1993 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana