Años Atras Cuando tuve que llevar mi auto para hacerle el servicio de mantenimiento, iba cantando y me sentía muy feliz. Mientras manejaba, me venía una idea al pensamiento en forma reiterada: “Eres una idea espiritual”. Por mi estudio de la Ciencia Cristiana sabía que ésta era una afirmación de que el hombre no es material sino el hijo espiritual de Dios. Y a los pocos minutos esta idea literalmente salvó mi vida. Sin ningún aviso, otro auto que venía a gran velocidad chocó mi auto con gran fuerza. Perdí el control del auto, que fue dañado considerablemente, y el impacto fue tal que lo arrastró a gran distancia.
Las personas que estaban en los vehículos cerca de mí vinieron a ayudarme. Estaba en estado de shock y apenas podía respirar. Me apoyé en el auto para no caerme. Inmediatamente vino la ambulancia y la policía.
El médico atendió primero al otro conductor que solamente tenía heridas superficiales. Cuando vino para atenderme a mí le aseguré que no necesitaba ayuda. El se sorprendió y me dijo que podía tener heridas internas y que él pensaba que debía hospitalizarme. Le agradecí su interés pero me negué a hacerlo. El me imploró porque consideraba que le echarían la culpa por no haberme atendido si tenía algún efecto adverso después del accidente. Le dije que estaba dispuesto a firmar cualquier papel para librarlo de la responsabilidad, pero que prefería que no me atendiera. Esto hice y la ambulancia se retiró.
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