Este Es Un testimonio de gratitud por la manera en que Dios nos sostiene, dondequiera que estemos. La siguiente curación me dio una mejor comprensión de El.
Un día cuando iba yo a la iglesia en la Ciudad de México, al cruzar la calle me encontré en medio del tránsito intenso. Temerosa, traté de retroceder y un auto me atropelló. Aunque no sentí el impacto, no pude ponerme de pie. En silencio afirmé que yo no me había caído de mi estado espiritual y perfecto y que nada en el universo espiritual en que yo en realidad vivía podía hacerme daño.
Las palabras de la Sra. Eddy en Ciencia y Salud vinieron a mi pensamiento: “Estad conscientes por un solo momento de que la Vida y la inteligencia son puramente espirituales — que no están en la materia ni proceden de ella — y el cuerpo no proferirá entonces ninguna queja” (pág. 14). Unos jóvenes me llevaron hasta la vereda. Estaban muy asustados y querían llamar una ambulancia, pero obedecieron mi pedido de llamar a un practicista de la Ciencia Cristiana, quien llegó muy rápidamente, y también uno de mis hijos, quien me llevó a mi casa, sabiendo que el practicista estaba orando por mí.
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