Algunas veces la gente piensa que los practicistas de la Ciencia Cristiana son un grupo muy selecto. ¿Es verdad que este trabajo es solo para un grupo pequeño y especialmente dotado? No, está al alcance de cualquier individuo. En realidad, este trabajo está muy relacionado con nuestro deseo de conocer a Dios. Todos tenemos la habilidad innata de reconocer que somos hijos de Dios. Dios no nos ha hecho Sus hijos para dejarnos con la incapacidad de conocer este hecho y probarlo. Todos tenemos un entendimiento inherente que necesita cultivarse, y todos tenemos la libertad de hacerlo. Nos involucramos con la práctica en proporción a nuestro amor a Dios y a nuestro deseo de estar a Su servicio.
En mi experiencia en particular, en un momento llegué a estar muy activa en política. Al mismo tiempo estaba aprendiendo más y más sobre Dios y amando más y más a la Ciencia Cristiana. En algunas ocasiones terminaba alguna reunión política sentada afuera con alguien que sabía que era Científica Cristiana, y ella o él me pedía ayuda. Luego empecé a recibir llamadas telefónicas de los miembros de la iglesia pidiendo tratamiento en la Ciencia Cristiana. Esto sucedió de una manera natural como resultado de mi deseo de servir a Dios. ¡Y me di cuenta de que la práctica de la Ciencia Cristiana me daba más satisfacción que la política! Comprendí, no obstante, que tenía que elegir. La práctica era lo que quería hacer. Es lo que sucede cuando uno pone a Dios primero. Todas las otras cosas se vuelven secundarias.
Pero desde el principio, realmente su pensamiento se dirigía hacia lo que la rodeaba para ayudar a los demás, aunque estuviera involucrada en política. Eso es verdad. Consiste realmente en estar interesado en Dios y en sus semejantes; de otra manera usted no podría estar en la práctica. Ama a Dios y ama a su prójimo. En realidad no puede amar a Dios sin amar a su prójimo, porque parte de su entendimiento de lo que es Dios significa que usted quiere ayudar al prójimo. En la Ciencia, hay respuestas, y usted está convencido de eso. La gente lo percibe y se siente atraída por el amor que usted siente. Si usted realmente entiende la Ciencia Cristiana, no la puede guardar sólo para usted.
¿Es esencial amar a Dios y al prójimo para seguir la práctica pública, entonces? ¡Es desear poner ese amor en práctica! Es, también amar la Ciencia Cristiana. Es su reconocimiento de que esta Ciencia es tan maravillosa, que puede ser de tanta ayuda, que usted quiere compartirla con alguien más. Usted quiere ayudar. Me ha pasado en fiestas; la gente simplemente se acerca y empieza a hablar sobre sus problemas. Aunque la mitad de las veces no sabían que yo era Científica Cristiana.
¿No le molestaba hablarles sobre la Ciencia Cristiana? ¡Oh, no! No podía esperar el momento de decírselos. Estaba con todo el deseo de compartirla, y aún lo siento de esa manera. Es simplemente la verdad maravillosa. Si usted comprende lo que es, se siente impulsado a compartirla. Usted lee un libro que quiere mucho, y quiere decírselo a la gente. Usted ve una película que le gusta y quiere decírselo a la gente. Si tiene una religión a la cual ama, le habla a la gente sobre ella. Cuando la comparto, es uno a uno con alguien que yo siento necesita algo, o no diría nada. No estoy sentada en una cena preguntando: "¿Conoce algo sobre mi religión?" Es donde hay una necesidad. Pienso que la compartimos cuando alguien lo pide o si percibimos que hay una necesidad. Usted ama lo que tiene y también a su prójimo, y usted quiere que se conozcan.
¿Alguna vez dudó de su habilidad para ayudar a alguien que recurrió a usted en busca de curación? La Verdad divina es eficaz debido a que es la Verdad. Es esta Verdad la que sana. Comprendí esto en el primer momento que empecé a dedicarme devotamente a la práctica.
Un día estaba mirando a través de la ventana de la cocina, y observé que una mujer joven estaba subiendo por el camino que lleva a la puerta principal, cojeando. Llevaba un bebé en los brazos. Venía a verme, y yo no la conocía; entonces salí a recibirla. Caminó hacia mí y dijo: "¿Es usted la señora que sana?" Realmente me tomó de sorpresa, y le dije "sí", porque entendí lo que quería decir. Dijo que tenía un problema en la cadera y que había ido a ver médicos y que seguía teniendo dolores, y ninguno de los médicos o quiroprácticos había podido ayudarla.
Nos sentamos en un escalón. Y empecé a hablarle sobre Dios y de cuanto Dios la amaba, que eso era verdaderamente así, y que en el reino de Dios no era posible que tuviera ese problema. Que ella era Su hija y que El cuidaba de ella y que nunca dejaría que le sucediera tal cosa a ella. Fue algo realmente básico. Lo absorbió así. Y eso fue todo. Estuvimos sentadas hablando alrededor de cuarenta y cinco minutos. Se fue. Y nunca la volví a ver, pero al tiempo me dijeron que se había sanado y que nunca tuvo ese problema otra vez. Aunque yo ya había tomado instrucción en clase en aquel momento y había estado activa en la Ciencia Cristiana por alrededor de diez años, nunca pensé que yo la sané. Aquello nunca se me ocurrió. Yo estuve compartiendo la Verdad con ella.
Recuerdo que más tarde cuando estaba sentada en mi oficina pensé: "Cuanto me gustaría simplemente apretar un botón y como fue cierto con Jesús, que la gente sanara inmediatamente. Cuanto me gustaría tener este maravilloso don de la curación". Entonces comprendí. “Si así fuera, si fuera algún tipo de don personal, entonces sería sólo para mí, y cuando dejara esta tierra desaparecería otra vez”. Cuando pensé en eso, comprendí que eso era exactamente lo que la gente pensaba sobre Jesús. Ellos pensaban que la curación era su don personal y cuando él se fue el don también se había ido con él. La gente creía que él se lo había llevado con él y que nadie más podía practicar la curación como él lo hizo. Y entonces pensé: “Eso es ridículo, la Ciencia Cristiana es la misma verdad en la que se apoyaba Jesús para sanar. Es por eso que funciona. Es la Verdad la que sana, no nosotros”.
¿Cómo selecciona las prioridades en la práctica? ¿Cómo saca tiempo para todas las otras cosas que son parte de la vida normal? Es algo difícil de explicar, pero estando en la práctica he aprendido a orar por cada cosa, ¡aun por las cosas rutinarias de la vida diaria como es comprar la comida! Entonces, en la mayoría de los casos, las cosas suceden en forma apacible y no me toman mucho tiempo extra. Nunca se me había ocurrido eso antes. Toda su vida se convierte en su práctica. No hay duda de eso. La cosa es, que tiene que dar todo de sí mismo por ella. Si no da todo de sí mismo por ella, constantemente se sentirá arrastrado. Ese es el gran secreto. Si da todo de sí mismo por ella, no sólo tendrá retribuciones sino que encontrará un equilibrio.
Usted mejora la capacidad de orar cuando está haciendo otras cosas. También comprendí que pelar una papa y preparar la cena son el trabajo de Dios. Una vez que se reconoce eso, todo lo que usted hace es por la gloria de Dios y no puede ir en contra de su práctica ni de sus pacientes. No hay tiempo libre. La Ciencia Cristiana es el paraguas debajo del cual vivo mi vida. No es parte de mi vida. Ella es mi vida. Penetra e impregna todo lo que hago.
Siempre pienso que lo que se recibe a cambio no son cosas malas. La práctica trae un verdadero regocijo a su vida y a sus actividades. ¡Oh, cada detalle de su vida es mucho mejor!, si usted descubre la Ciencia o vuelve a ella, como yo hice. Cuando uno vuelve a la Ciencia Cristiana, quizás tenga que renunciar al cigarrillo o a la bebida, y la gente piense que usted está haciendo un sacrificio. Pero usted comprende que es realmente una liberación. La práctica lo libera a uno de muchos conflictos y limitaciones, y al mirar atrás usted piensa: “¿Por qué quería hacer eso de todos modos?”
¿Qué nos puede decir de los sacrificios financieros? ¿Es realmente posible involucrarse con la práctica y que ésta provea un buen hogar, una buena calidad de vida para uno mismo y para nuestra familia? Primero de todo, pienso que un practicista ocupado tiene una entrada muy adecuada, cosa que los demás es probable que no se den cuenta. Pero hay todo tipo de compensaciones que se pueden recibir aparte del dinero. Las entradas no se limitan a un sueldo. Hay muchas otras maneras en que uno puede ser bendecido que no tienen nada que ver con un “cheque” o con el pago de los pacientes. Cuando uno comprende esto, uno deja de limitar a Dios a un solo conducto. Hay millones de formas en que el Amor puede llegar a nosotros. Sin duda, nosotros lo hemos observado en nuestra familia. Es increíble. Cada cosa es una demostración. No es una carga. Siempre pienso de la práctica como un gran privilegio, lleno de bendiciones.
Si usted está interesado en averiguar algo más sobre la práctica pública, o desea recibir una solicitud para ser listado, puede escribir o llamar a:
Office of the Clerk
The First Church of Christ, Scientist
Practitioner Services, A–170
175 Huntington Avenue
Boston, MA 02115–3187 E.U.A.
Teléfono: (617) 450–3451