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El poder reformador de las Escrituras

Esta serie ilustrada que se publica en el Heraldo trata sobre la dramática historia de cómo se desarrollaron las Escrituras en el mundo a lo largo de miles de años. Se concentra en los grandes reformadores que escribieron y tradujeron la Biblia. Muchos dieron su vida para hacer que la Biblia y su influencia reformadora estuviera al alcance de todos los hombres y mujeres. Esta es una serie.

Los libros apócrifos: un eslabón histórico entre el Antiguo y el Nuevo Testamento

Tercera parte

Del número de junio de 1994 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


LOS ESCRITOS APOCRIFOS DEL SIGLO II A.C.


El siglo II antes del nacimiento de Jesús fue un período tempestuoso en la historia de los judíos. Tal como sucede en la actualidad, existía en Medio Oriente una lucha por el poder. Desde la muerte de Alejandro el Grande en el 323 a.C., su reino oriental se había dividido entre los ptolomeos de Egipto y los seléucidas de Siria. A comienzos del siglo II a.C. estas dos grandes dinastías estuvieron luchando por el control de Palestina. Pero con el tiempo los seléucidas, que habían adoptado con entusiasmo la cultura griega de Alejandro, impusieron su supremacía.

En un intento por alcanzar una unidad política, los seléucidas trataron de imponer a los judíos su cultura y religión helénicas. Alrededor del año 175 a.C., cuando Antíoco IV Epífanes, ascendió al trono de Siria, la presión sobre los judíos para que aceptaran las tradiciones griegas alcanzó un punto crítico. Aunque algunos aristócratas cooperaron con Antíoco, la mayor parte de los judíos resistieron tenazmente el intento de forzarlos a aceptar la helenización. La reacción de Antíoco fue anular los derechos religiosos de todos los judíos.

Una familia en particular, los Asmoneos, dirigieron una resistente y tenaz guerrilla contra las fuerzas de Antíoco. Desde su cuartel general establecido en las colinas de las afueras de Jerusalén, estos rebeldes profundamente religiosos atacaron repetidas veces al enemigo bajo el brillante liderazgo de Judas “el Macabeo” (que significa “el martillo” en hebreo). Antes de ser muerto en batalla, Judas logró la liberación del Templo de Jerusalén. Entonces su hermano Jonatán continuó la lucha, expulsando a los seléucidas fuera de Palestina alrededor del año 150 a.C. Después de la muerte de Jonatán, ocurrida en cautiverio, el más joven de los hermanos asmoneos, Simón, completó la victoria sobre los seléucidas y restableció en Palestina la práctica libre de la religión. Así comenzó un siglo de independencia para los judíos bajo el régimen asmoneo. Macabeos 1, 2 y 4 fueron escritos separadamente entre los siguientes diez y cien años. Cada uno relata un aspecto de esta historia y su importancia para los judíos.

Fue natural que la literatura bíblica y los libros apócrifos escritos durante el siglo II a.C. reflejaran la presión ejercida sobre el pueblo judío. Algunos de los libros apócrifos escritos en ese siglo los instaban a resistir la dominación religiosa, tal como lo habían hecho durante el exilio en Babilonia. Otros libros apócrifos exaltaron las victorias de la dinastía de los asmoneos. Y otros alentaron a los judíos a reconstruir sus antiguas tradiciones y estilo de vida religioso, tal como lo había hecho Esdras durante la reconstrucción de Jerusalén.

1 Esdras (otra palabra por Ezra), más que ninguno de los otros libros apócrifos del Antiguo Testamento, está entrelazado con la Biblia misma. Es en realidad una revisión — o tal vez una versión antigua — del relato bíblico acerca del regreso de los judíos desde el exilio en Babilonia a fines del siglo VI a.C. En el Antiguo Testamento canónico, este relato aparece en 2 Crónicas, Esdras y Nehemías.

1 Esdras incluye un relato adicional que describe un debate entre tres guardias del rey Darío de Persia. Cada uno debe decir lo que considera que es “lo más poderoso del mundo”. El ganador será nombrado consejero del rey y recibirá espléndidos regalos.

Uno de los guardias afirma que el vino es lo más poderoso del mundo. Otro dice que el rey es lo más poderoso. El tercero, Zorobabel, el príncipe coronado de Judá, dice que nada puede ser superior al poder de la Verdad. Zorobabel gana el debate. El rey queda tan impresionado con su sabiduría que le permite a Zorobabel volver a su hogar para reconstruir Jerusalén.

El resto de 1 Esdras trata sobre la manera en que Zorobabel y Esdras guían a los judíos de regreso a Jerusalén, y a la libertad. Ellos reconstruyen el Templo y restablecen la ley de Dios. En 1 Esdras el papel de Nehemías en este proceso de reconstrucción, que es tan destacado en nuestra Biblia, virtualmente desaparece

Otra pieza corta de los escritos apócrifos, escrita en el siglo II a.C., es el Salmo 151, poema musical que vuelve a relatar dos sucesos que ocurrieron durante el período del rey David: su elección como rey y su triunfo sobre Goliat, el filisteo.

Bel y el Dragón fue escrito en la misma época que el Salmo 151. En un principio formaba parte del libro de Daniel de la Septuaginta. El relato tiene lugar en Persia en la corte del rey Ciro, durante el exilio judío en Babilonia. En ella, Daniel es presionado para que abandone al Dios de Israel y adore a los ídolos babilónicos.

Tal como algunos de los otros libros apócrifos escritos en el siglo II a.C., Bel y el Dragón una vez más infunde ánimos a los judíos para luchar contra la opresión religiosa y desdeñar la adoración de dioses ajenos.

El libro de Judit también fue escrito en el siglo II a.C. y es aún más combativo que Bel y el Dragón en su oposición a los dioses ajenos. Su personaje principal es una viuda hermosa y rica, llamada Judit. La mayoría de los lectores judíos de aquella época reconocían de inmediato que ella personificaba a Palestina. Asimismo su nombre representa al mismo tiempo el antiguo nombre de Judá y a Judas el Macabeo.

En este relato de ficción, la heroína se entera de que un conquistador militar asirio, llamado Holofernes, va a invadir Palestina. Después de orar a Dios pidiendo ayuda, ella permite que la capture el enemigo y halaga a Holofernes haciéndole creer que se ha enamorado de él. Una noche en que él se embriaga, ella lo mata con la propia espada de él. Entonces regresa triunfante al hogar, y los asirios huyen.

Esta historia debe de haber sido profundamente alentadora para los judíos de ese período, sometidos a la esclavitud, al mostrar que — con la ayuda de Dios — una nación indefensa y una mujer valerosa podían resistir una fuerza militar abrumadora.

Eclesiástico (el "libro de la iglesia"), también conocido como Sabiduría de Jesús Hijo de Sira, es una recopilación de dichos de sabiduría, himnos, plegarias e instrucciones generales para la vida. El libro presenta las enseñanzas de un judío de Jerusalén, llamado Jesús Ben Sira, quien las escribió en los primeros años del siglo II a.C. Durante los últimos años de ese siglo el nieto de Ben Sira se trasladó a Alejandría y tradujo al griego el libro de su abuelo para la comunidad judía de ese lugar.

Este libro está escrito de acuerdo con la mejor tradición de la literatura más destacada, como son, Proverbios, Eclesiastés y Job. El argumento principal de Eclesiástico es que para ser sabia, una persona debe temer a Dios y vivir el espíritu de la Tora o la ley hebrea. "El temor del Señor es la corona de la sabiduría que hace florecer la paz y la perfecta salud" (Sira 1:18). En este libro, del mismo modo que en Proverbios, la Sabiduría está personificada y su "himno de alabanza", dirigido a sí misma, es la parte más destacada del libro.

Eclesiástico contiene también otros tipos más humanos de sabiduría: consejos sobre relaciones de familia, buenos modales en la mesa, como manejar el dinero, la amistad y cómo tratar a los esclavos. La última parte del libro, un "Elogio de los antepasados", alaba a los primeros patriarcas hebreos. Considerado en conjunto, Eclesiástico insta a los judíos a no abandonar su herencia judaica y a permanecer fieles a la ley de Dios que los condujo seguros a través de tantas tribulaciones.

El Cántico de los tres jóvenes es otro agregado al libro bíblico de Daniel. Este libro de contenido breve fue escrito hacia mediados del siglo II a.C. Narra detalles de la historia de los tres jóvenes judíos a quienes el rey Nabucodonosor echó dentro del horno de fuego ardiendo porque se negaron a adorar a los ídolos. El cántico que los tres jóvenes entonan al final del libro ratifica la idea de que la oración sincera trae, inevitablemente, liberación del mal.

Los libros apócrifos también incluyen los Anexos a Ester, agregados al Antiguo Testamento de la Septuaginta a fines del siglo II o a principios del siglo I a.C. El propósito principal de estos agregados es lograr que el libro bíblico de Ester — que nunca menciona la palabra Dios — parezca más religioso. Es por eso que los seis agregados breves mencionan a Dios cincuenta veces en sus 107 versículos e incluyen dos plegarias, una de Ester, la reina judía de Persia, y la otra de su primo Mardoqueo. En conjunto, los agregados aclaran que la vida de Ester y la de su pueblo fueron preservados por el fervor religioso de ella y no simplemente por su belleza.

(La cuarta parte tratará sobre los libros apócrifos del Antiguo y Nuevo Testamento que restan.)

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