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Tú eres de gran valor para Dios

Del número de junio de 1994 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


¿Acaso Es Posible concebir el sol sin sus rayos? ¡No! Si el sol no tuviera rayos, no tendríamos conocimiento del sol. No percibiríamos nada, ni su luz ni su calor. No tendríamos prueba de su existencia. Sin sus rayos, el sol no podría bendecir la tierra.

¿Podemos suponer la existencia de Dios sin el hombre, Su expresión espiritual? ¡No! Si Dios no tuviera expresión ni siquiera existiríamos. No tendríamos conocimiento alguno de Dios. No habría luz ni calor espiritual alguno, ninguna prueba de la existencia de Dios. La Sra. Eddy dice: “Dios, sin su propia imagen y semejanza, no tendría entidad, sería una Mente inexpresada. No tendría testigo o prueba de Su naturaleza”.Ciencia y Salud, pág. 303.

Por supuesto, el sol tiene rayos. Así como el sol y sus rayos son inseparables, así Dios y el hombre son inseparables. Por eso, somos de gran valor para Dios.

Dios es la causa autoexistente, autoconsciente, y el hombre es Su efecto consciente. Cristo Jesús vino a dar prueba de gran verdad que Dios, la causa perfecta y única, nunca existe sin el hombre, Su efecto perfecto. Jesús demostró la perfección de Dios y el hombre a través de su ministerio. Jamás perdió de vista el ser inevitablemente espiritual del hombre y su y nuestro propósito divino como expresión de Dios. Cuando Jesús fue entregado a Poncio Pilato para ser juzgado y crucificado, dijo: “Yo para esto he nacido, y para esto he venido al mundo, para dar testimonio a la verdad”. Juan 18:37. Todos los hijos de Dios existen para dar testimonio de la verdad de Dios y Su creación. Dios no puede existir sin el hombre, al igual que el hombre no puede existir sin Dios.

Las enseñanzas de Jesús relatadas en la Biblia, y su promesa del Consolador que vendría en su nombre, es decir, la Ciencia del Cristo, están ahora para ayudar a todo ser humano a dar testimonio de la verdad de Dios y el hombre en su propia vida. El punto básico en este trabajo es entender la verdadera naturaleza de Dios. En el libro de texto de la Ciencia Cristiana, Ciencia y Salud, la Sra. Eddy emplea especialmente siete sinónimos de Dios derivados de la Biblia — Mente, Espíritu, Alma, Principio, Vida, Verdad, Amor — para explicar y mostrar Su naturaleza invariable, benéfica y multifacética.

Estos sinónimos se emplean indistintamente; las cualidades de uno son necesariamente las cualidades de los otros sinónimos, porque expresan al mismo — al único y solo — Dios incorpóreo e infinito, el bien. Cada sinónimo sirve para destacar los atributos específicos del Creador. Y estos atributos, que el hombre refleja, dan prueba del carácter divino de Dios en nuestra vida misma.

Si existe la necesidad de expresar orden en el hogar, nuestra consciencia puede discernir ese concepto de orden, orden que proviene del Principio divino del ser del hombre. Cuando expresamos orden haciendo nuestra parte para mantener el hogar como un lugar agradable para habitar, reflejamos la naturaleza de Dios que los demás pueden percibir. Damos prueba de que Dios es Principio, y de que el hombre es inseparable del Principio.

¿Acaso uno de nuestros hijos necesita ayuda para hacer una tarea de matemáticas? La inteligencia es una cualidad de la Mente divina, la Mente que todo lo sabe, que es todo acción, y el hombre por ser la expresión de la Mente divina tiene habilidad y capacidad ilimitadas para manifestar inteligencia y comprensión. Al expresar la sabiduría de la Mente, sabemos cual es nuestra función al proporcionar ayuda, y cual es la función del joven al hacer la tarea. Sobre esta base, el trabajo puede completarse exitosamente. Y en la proporción que expresemos gozo y armonía durante el tiempo que trabajamos juntos, estaremos demostrando en cierto grado la naturaleza de Dios como Alma.

Todas las cualidades de Dios son espirituales, porque Dios es Espíritu infinito. Y debido a que Dios es infinito, Sus cualidades no pueden ser limitadas, así como tampoco puede ser limitada la manera en que las expresa el hombre. El Espíritu debe expresarse en todas partes, porque el Espíritu llena todo el espacio. Dios, el Espíritu, nos ha creado para expresar todos Sus atributos — nuestra espiritualidad — porque constituyen nuestra identidad e individualidad puesto que somos Su imagen. Y por ser Su imagen, damos prueba de Su ser. Cuando expresamos nuestra espiritualidad, lo humano no desaparece repentinamente, sino que nuestra naturaleza es bendecida, demostrando en mayor grado nuestra verdadera plenitud y santidad como hijos de Dios.

¡Qué consuelo es saber que la Vida divina es infinita, Espíritu siempre presente, que se expresa a sí misma a través de todo el espacio! Las cualidades de la Vida, que comprenden poder, actividad, energía, son eternas y el hombre las expresa eternamente. Esta Vida es Verdad, en la que no hay lugar para el error. Por lo tanto, la Vida y el hombre, la expresión de la Vida, son indestructibles. No obstante, necesitamos aceptar esta verdad y expresarla. Para ello, debemos tener solamente un Dios, un gobernador de nuestros pensamientos y acciones.

Cuando expresamos las cualidades de Dios, expresamos al Amor divino. Cuando amamos a Dios con todo nuestro ser, y amamos a los demás como la expresión del Amor, damos prueba a la humanidad de que Dios cuida de Su creación. Las cualidades que se derivan del Amor son innumerables: paciencia, ternura, pureza, imparcialidad, universalidad. Manifestamos estas cualidades cuando somos serviciales y siempre proporcionamos ayuda a los demás. Expresamos así la creatividad y atracción de la bondad, que es el opuesto de la falsa atracción de la sensualidad. Estas cualidades demostradas proporcionan satisfacción verdadera. Son testimonio del Amor y de la imagen y semejanza del Amor. Al expresar Amor, el hombre trae luz y curación a la humanidad.

Cuando usted y yo optamos por servir sólo a Dios, tener un solo Dios y no servir a ningún otro, Su naturaleza se manifiesta en nuestra vida y en la de los demás en salud y bondad. Este hecho se hace eco en las palabras de Isaías: “Yo anuncié, y salvé, e hice oír, y no hubo entre vosotros dios ajeno. Vosotros, pues, sois mis testigos, dice Jehová, que yo soy Dios”. Isa. 43:12.

Dios nos induce a expresar Su naturaleza. Y podemos demostrar esto, ya sea cuando estamos comprando comestibles en el supermercado, o trabajando en el escritorio de nuestra oficina, mientras preparamos la cena o estamos en la importante reunión de negocios, cuando cambiamos los pañales del bebé o cuando nosotros u otra persona tiene necesidad de curación. ¿Podremos proporcionar prueba del cuidado amoroso de Dios en medio de estas tareas diarias? Las cualidades de Dios se manifiestan en nuestra experiencia humana cuando las expresamos.

Los Miembros De La Iglesia Madre estarán interesados en saber que el informe de la Asamblea Anual de La Iglesia Madre de este año será publicado en el número de julio de The Christian Science Journal y en el número de agosto del Heraldo.

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