Conoci La Ciencia Cristiana cuando era adolescente y estaba de vacaciones en una isla lejana. Mis anfitriones tenían cuatro preciosas hijas, y una de ellas me preguntó si quería sentarme bajo unos árboles en la playa y escuchar mientras la familia leía la Lección-Sermón semanal sobre “Verdad”, de la Biblia y el libro de texto de la Ciencia Cristiana, Ciencia y Salud por Mary Baker Eddy. No tenía idea de qué comprendía esto, pero ¡no iba a rechazar la invitación!
Pocos meses después, empecé a trabajar como ingeniero aprendiz. En ese entonces compré una motocicleta usada y comencé a asistir a una Escuela Dominical de la Ciencia Cristiana. Era un estudiante entusiasta. A esa altura no había intentado usar lo que estaba aprendiendo, pero estaba realmente entusiasmado por todo eso.
Mi motocicleta necesitaba ser reparada, así que obtuve permiso de mi jefe para trabajar en ella en el taller de la empresa después del horario de trabajo. Dediqué muchas horas revisándola los fines de semana y de noche. Era un trabajo muy apasionante. Ya antes había tenido varias máquinas viejas e ineficientes. Pero esta moto era mucho más moderna y potente. Mientras trabajaba hasta muy tarde en la noche, me alentaba la expectativa de conducirla y mostrársela a mis amigos.
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