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La Ciencia Cristiana ha sido...

Del número de septiembre de 1994 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


La Ciencia Cristiana ha sido mi único médico, sanador, cirujano y protector por muchos años. Incluyo cirujano porque una vez fui sanado de un tumor en la cadera solo por medio de la oración. No sentía miedo de esa condición porque sabía que Dios no la había creado; por tanto el tumor no tenía ni realidad espiritual ni ley divina en que apoyarse. En mis oraciones para entender mejor mi verdadera identidad espiritual como hijo de Dios, declaré que un tumor material no estaba arraigado ni sustentado en la Vida divina y, por tanto, no podía crecer. Dos días más tarde no quedaba vestigio del problema, ni siquiera cicatriz.

Fueron muchos y hermosos los años en que fui bendecido con la alegra compañía de mi esposa. Cuando falleció hace algunos años, sané de sentimientos de pérdida y congoja por el entendimiento que me dio la Ciencia Cristiana de que la Vida es eterna. ¡Todavía siento su amor y apoyo, y sé que ella siente los míos!

Sin embargo, algunos meses después de su fallecimiento enfermé y me encontré en un sanatorio de la Ciencia Cristiana, sin estar seguro de cómo llegué allí. (Un amigo me había encontrado semidesvanecido en mi hogar y me había llevado a este establecimiento, donde podía recibir el cuidado apropiado.) Mi hija había sido notificada; ella y una amistad de la familia habían venido en avión para estar conmigo. Su firme entendimiento de la metafísica cristiana me ayudó a orar, y obtuve así la fortaleza y consciencia espirituales necesarias para poder tomar un avión e ir a la casa de mi hija. Hice un rápido progreso de la silla de ruedas a un andador, y de éste a un bastón. A través de la ayuda mediante la oración de un practicista de la Ciencia Cristiana, recuperé completamente mi salud y vigor en pocas semanas, y ¡hasta pude jugar al golf! Un familiar me comentó más tarde que había presenciado un milagro. Aunque vivir solo en casa me ha traído desafíos, he sentido el cuidado reconfortante de Dios. Cada uno de nosotros tiene un propósito espiritual que cumplir, y con gran gozo me he involucrado más en las actividades de mi iglesia.

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