En 1989 Conoci por primera vez la Ciencia Cristiana. Un amigo me prestó varias revistas que me gustaron mucho por sus testimonios y artículos de curaciones. Me refiero a El Heraldo de la Ciencia Cristiana.
Un día estaba sufriendo mucho a causa de un dolor en el oído. Fui a visitar a mi amigo y le conté el problema. El me dijo cómo se oraba en estos casos y yo, ni corto ni perezoso, empecé a rechazar fuertemente la realidad del dolor, sin tomar ningún medicamento. Ese mismo día desapareció el dolor por completo. Estaba muy contento y convencido por esta curación.
Sabiendo que Dios no hizo la enfermedad, seguí orando y estudiando la Ciencia Cristiana; y, al profundizar en esta Ciencia, sané de la vista y también desaparecieron unas verrugas que tenía en los pies. Lo más hermoso fue que sané de un dolor de cabeza que me había hecho sufrir constantemente desde que tenía nueve años. Hoy mi salud es de diez puntos.
Iniciar sesión para ver esta página
Para tener acceso total a los Heraldos, active una cuenta usando su suscripción impresa del Heraldo ¡o suscríbase hoy a JSH-Online!