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El remedio universal para la enfermedad

Del número de septiembre de 1994 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Hoy En Dia, la salud es de gran interés. La búsqueda de medios para lograr un cuerpo más sano a menudo parece absorber el pensamiento humano. El médico que trata lo material pone gran énfasis en la química del cuerpo. Se considera que el cuerpo está compuesto de propiedades químicas que necesitan lograr un equilibrio a fin de producir un estado saludable. La materia es lo único que se toma en cuenta. Se presta muy poca atención al pensamiento de los pacientes.

En cambio, en la Ciencia Cristiana la salud se trata desde un punto de vista diametralmente opuesto. Se considera que el hombre es la genuina expresión de Dios, el Espíritu, impecable y puro. No está compuesto de elementos físicos y propiedades químicas, sino de ideas correctas, tales como fortaleza, salud, pureza, libertad y alegría. En la Ciencia del Espíritu, la materia no desempeña función alguna. El Científico Cristiano trabaja sólo con el pensamiento, espiritualizando y purificando la consciencia por medio de la oración. La acción del Espíritu en el pensamiento humano produce un cambio moral y espiritual que libera de la dependencia en la evidencia que presenta la materia y conduce al reconocimiento de la totalidad del Espíritu. Y esto es, en realidad, el único remedio universal para la enfermedad.

Mientras el médico material trata de regular la química del cuerpo con píldoras y medicinas, el metafísico trae un equilibrio perfecto a la mente humana a través de la actividad del Cristo, la Verdad. La comprensión de las verdades espirituales aplicadas con firmeza a la situación que necesita curación, elimina y destruye los elementos impuros en el pensamiento humano, tales como impaciencia, temor, crítica y odio. El cuerpo humano sana a medida que el pensamiento humano se espiritualiza y una percepción de la verdadera naturaleza del hombre comienza a prevalecer sobre los pensamientos impuros o que se basan en la materia.

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