Durante Mis Años juveniles de vez en cuando sufría de ataques agudos de eczema. Los médicos no podían curarme; y, como era una mujer joven, sentía que mi apariencia física era un desastre.
En una ocasión en que el sufrimiento era intenso, le dije a mi papá que no podía volver más al colegio porque no quería enfrentarme con la gente. El se mostró muy comprensivo e hizo los arreglos para que me quedara con mis abuelos, los cuales eran Científicos Cristianos. Junto con mi abuela comencé a leer Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras por la Sra. Eddy por primera vez; estudiamos el capítulo “La oración” en particular. Por medio de este estudio perdí todo temor sobre el aspecto de mi rostro y, al término de una semana, el progreso fue tan grande que pude regresar al colegio.
Sin embargo, la curación completa tuvo lugar muchos años después. Una cita de 2 Corintios lo resume por mí: “Aunque andamos en la carne, no militamos según la carne; porque las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas, derribando argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia de Cristo” (2 Cor. 10:3–5). Yo necesitaba elevar mis propios pensamientos al entendimiento de Cristo, y “caminar en el Espíritu”, en el conocimiento de Dios.
Iniciar sesión para ver esta página
Para tener acceso total a los Heraldos, active una cuenta usando su suscripción impresa del Heraldo ¡o suscríbase hoy a JSH-Online!