El poder irreprimible del mensaje de las Escrituras se hizo muy evidente en Inglaterra durante el siglo XIV. A fines del siglo el idioma inglés, en lugar del francés, nuevamente era la lengua hablada por las clases sociales superiores, y algunas partes de la Biblia comenzaron a traducirse al inglés.
No obstante, al mismo tiempo que esto ocurría, al pueblo le estaba prohibido tener la Biblia. El alfabetismo era extremadamente limitado. La doctrina y práctica de la Iglesia comenzaron a ser criticadas por unos pocos eruditos y miembros del clero que pensaban que la Iglesia se estaba desviando del mensaje verdadero de la Biblia.
Uno de los grandes reformadores de esta época fue Juan Wiclef. El pasó la mayor parte de su vida en la Universidad de Oxford y se involucró profundamente en los conflictos entre la Iglesia y el Estado en lo que concierne a los derechos eclesiásticos y los grados de autoridad. La jerarquía de la Iglesia lo consideraba un desafiante antagonista. A medida que sus diferencias aumentaban, con valor apelaba a las Escrituras como la autoridad máxima. Esto le guió a iniciar planes para traducir la Biblia y formar un grupo de predicadores que llevaran el mensaje de la Biblia directamente al pueblo. Partió de Oxford en 1381 y regresó a la parroquia de Lutterworth en Leicestershire, Inglaterra. Allí comenzó el trabajo de traducción.
No se sabe aún si Wiclef o sus ayudantes, tales como Nicolás de Hereford o Juan Purvey, llevaron a cabo la verdadera traducción. Sin embargo, los sermones escritos por Wiclef contenían muchas citas de los Evangelios, y éstos tienen grandes semejanzas con la traducción de la Biblia que surgió a continuación. Hubo dos ediciones de la Biblia de Wiclef. La primera apareció en 1382, y la segunda poco tiempo después de su muerte, entre 1388 y 1395.
Wiclef fue una figura popular, pero la hostilidad de la Iglesia hacia su trabajo fue intensa. Varios años después de su muerte, el Arzobispo Arundel escribió al Papa Juan XXIII: “Este pestilente y desgraciado Wiclef, maldita sea su memoria, ese hijo de la antigua serpiente.. . se esforzó por todos los medios por atacar la fe misma y la sagrada doctrina de la Santa Iglesia, logrando ingeniosamente — para colmar la medida de su malicia — hacer una nueva traducción de las Escrituras a la lengua materna” (The Cambridge History of the Bible, Vol. 2, redactado por G. W. H. Lampe [Cambridge University Press, 1980], págs. 387–388).
Las copias manuscritas de su Biblia se esparcieron por toda Inglaterra. En 1408 el traducir la Biblia al inglés se convirtió en un trabajo ilegal, y por más de cien años no se hizo ningún otro trabajo en este campo.
Las ideas de Wiclef se arraigaron fuertemente en Praga y en el trabajo de Juan Huss. La supremacía de la autoridad bíblica que Wiclef enseñó, encontró gran receptividad en un período en que la Iglesia estaba sufriendo conflictos sin precedentes. La existencia de dos papas rivales abrió la puerta a las facciones y a que hubiera mayores críticas a los abusos que cometía el clero. Huss admiraba grandemente a Wiclef, aunque no aceptó todas sus enseñanzas.
Sin embargo, comenzó a predicar en checo en lugar de en latín en la Capilla de Belén en Praga. Su fuerte prédica poniendo al descubierto la inmoralidad del clero, ganó amplia respuesta por parte de la gente, pero provocó gran hostilidad por parte de sus compañeros de la Iglesia. La estrecha asociación de Huss con las enseñanzas de Wiclef finalmente lo condujeron a su excomunión y muerte. Fue quemado en la hoguera en 1415. Hoy en día se reconoce a Huss como un eslabón clave entre el trabajo de Wiclef y de Lutero un siglo más tarde.
El trabajo de Wiclef tiene especial importancia para los Científicos Cristianos. En su Mensaje a La Iglesia Madre para el año 1902, Mary Baker Eddy escribió:
“Seis semanas esperé en Dios para que me sugiriera un nombre para el libro que había estado escribiendo. Su título, Ciencia y Salud, me vino en el silencio de la noche, cuando las inmutables estrellas cuidaban del mundo — cuando el sueño hubo huido — y me levanté y anoté la sagrada sugerencia.. . Fue para mí la ‘voz callada y suave’ que escuchó Elías después del terremoto y del fuego. Seis meses más tarde la Srta. Dorcas Rawson, de la localidad de Lynn, me trajo la traducción de Wiclef del Nuevo Testamento, y me señaló en ella esa misma frase, ‘Ciencia y Salud’, que la Versión Autorizada de la Biblia traduce como ‘conocimiento de salvación’. Esta fue la primera vez que me enteré de que Wiclef hubiera empleado esa combinación de palabras, y del significado que de éstas da la Versión Autorizada” (pág. 15–16).