Quiero Agradecer Por una experiencia que tuve cuando recién conocí la Ciencia Cristiana. Hacía dos años que estaba de novio con una joven que había conocido en un club deportivo. Nuestra relación era buena, y nuestras familias se llevaban bien. Pero al comenzar a estudiar la Ciencia Cristiana mi pensamiento empezó a cambiar; ya no me conformaba con las ideas que había tenido hasta entonces sobre la vida. Eso empezó a provocar diferencias de opinión entre mi novia y yo, al punto que una vez mi novia me dijo: “Tienes que elegir entre yo y tu religión”.
Eso no me dejó alternativa. A pesar de que hacía poco que estudiaba la Ciencia Cristiana, ya me había dado cuenta de que no podría vivir sin ella. Entonces tomé la decisión de abandonar la relación. Cuando decidí eso no imaginé la lucha que tendría. Pasé por momentos de enorme tristeza, y no podía olvidar los recuerdos agradables de nuestra relación. Me sentí como los judíos en el desierto al recordar las ollas de carne de Egipto. Había momentos que no tenía ganas de seguir viviendo. La soledad parecía inmensa, pero el amor de Dios estaba allí para consolarme. Una estrofa de uno de los poemas escritos por Mary Baker Eddy, me ayudó:
Que por la ingratitud por el desdén,
por cada lágrima halle, alegre,
el bien;
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