¿ Cuales Son Los factores que nos ayudan a alcanzar el éxito en la vida? Algunos opinan que lo obtenemos al tener una buena educación, una familia rica o conociendo a la gente “adecuada”. Otros dicen que debemos ajustarnos a las reglas y escalar posiciones en el campo que elijamos. La Ciencia CristianaChristian Science (crischan sáiens) nos enseña que logramos nuestro mayor rendimiento en la vida no de acuerdo con las normas que establece el mundo para tener éxito, sino comprendiendo y demostrando que somos hijos de Dios. Cuando aceptamos que nuestra habilidad proviene del hecho de que somos hijos espirituales de Dios, tenemos la base para lograr el éxito genuino.
Como hijo de Dios, el hombre refleja a su Padre celestial. Leemos en la Biblia que Dios es Espíritu, Vida, Verdad y Amor divinos, que es perfecto y es el bien. No puede carecer del sustento necesario, ni de sabiduría ni habilidad. Al hablar sobre Dios a la gente reunida en el Areópago en Atenas, Pablo dijo: “En él vivimos, y nos movemos, y somos; como algunos de vuestros propios poetas también han dicho. Porque linaje suyo somos”. Hechos 17:28. ¡Somos la expresión del ser mismo de Dios! Por lo tanto, realmente tenemos las cualidades espirituales de la Vida, la Verdad y el Amor.
Un modo de probarlo es poner nuestra mirada en lo espiritual. Mary Baker Eddy, la Descubridora y Fundadora de la Ciencia Cristiana, escribe: “.. . cuán efímero es aquello que los hombres llaman grande; y cuán permanente aquello que Dios llama bueno”.Escritos Misceláneos, pág. 110. A medida que damos prioridad a lo espiritual, el bien permanente que emana de Dios se manifiesta en nuestra vida.
Cristo Jesús nos dio una guía sobre la importancia de cambiar de perspectiva en su parábola del hijo pródigo. Véase Lucas 15:11–24. Este se va lejos a una provincia apartada y allí desperdicia sus bienes viviendo en forma disipada. Finalmente se halla solo y sin recursos. Recuerda que hasta los siervos de su padre viven bien y regresa a su casa con la esperanza de que su padre lo acepte en calidad de siervo. Su padre lo recibe, pero no permite que ocupe el lugar de un siervo. Lo reconoce como su hijo. Ordena a sus siervos que saquen el mejor vestido, que lo vistan y pongan un anillo en su mano y calzado en sus pies.
Como el hijo pródigo, primero debemos aprender que no podemos reclamar nuestro linaje espiritual viviendo solamente para satisfacer los deseos materiales. Si nuestras acciones tienen su origen en la pasión, la sensualidad, la codicia o el egoísmo, que son lo opuesto de la espiritualidad, entonces tendremos estas tendencias en nuestra vida. El hijo de Dios no se siente atraído por estas cualidades opuestas. En Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras, la Sra. Eddy escribe: “Los mortales tienen que mirar más allá de las formas finitas y perecederas, si quieren obtener el concepto verdadero de las cosas. ¿Dónde ha de descansar la mirada sino en el reino inescrutable de la Mente? Tenemos que dirigir la mirada en la dirección en que deseamos caminar y debemos actuar como poseedores de todo el poder de Aquel en quien somos”.Ciencia y Salud, pág. 264.
En la actividad humana, es indispensable elegir correctamente entre lo espiritual y lo material. Pero como el hijo pródigo, que primero creyó que solo podía aspirar a ser siervo, no podemos limitarnos a ser mejores seres humanos. Debemos revestirnos del manto de nuestro linaje espiritual. Al expresar integridad, amor y perseverancia, emprendemos el camino correcto. Estas cualidades son inherentes a nosotros por ser los hijos de Dios. Y metafóricamente podrían ser como el manto, el anillo y el calzado, que nos identifican como Sus hijos.
Puesto que Dios es todo sabiduría, reflejamos inteligencia. No debemos pensar en qué nos falta en nuestra preparación académica y sentirnos limitados en nuestro progreso. Sabiendo que espiritualmente poseemos inteligencia, podemos confiar en que la Mente divina, Dios, nos dará oportunidades para expresarla. Estas pueden tomar la forma de una mayor educación o empleo en los cuales podemos utilizar las aptitudes que ya poseemos. A medida que nos volvemos a Dios en oración, El abre nuestros ojos para que veamos Su provisión.
No podemos limitarnos a ser mejores seres humanos. Debemos revestirnos del manto de nuestro linaje espiritual.
Dado que Dios incluye todo el bien, Su abundancia es nuestra provisión. En la medida que expresemos bondad y amor en nuestra vida, volverán a nosotros de manera tangible. Un buen comienzo es estar agradecidos por el bien que ya tenemos. Esto prepara nuestro corazón para reconocer mayores bendiciones.
Ver las cualidades de Dios expresadas en el hombre me ha ayudado a obtener mejores resultados en mi función de madre. Por ejemplo, una noche uno de nuestros hijos estaba enfermo, y me comuniqué con un practicista de la Ciencia Cristiana que nos estaba ayudando mediante la oración. El practicista me dijo que en mi función de madre, podía reflejar a nuestro Padre divino y ver a mi hijo como Dios lo ve, que no era un mortal enfermo e inmaduro, a quien debía cuidar. Era el amado hijo de Dios, heredero de todo lo que es bueno. Esa herencia no incluía ningún mal enfermedad ni pecado. Y él expresaba perfectamente a Dios en ese mismo momento, no tan solo en el futuro. Yo no estaba tratando de verlo como un ser humano sano; reconocía que ya era espiritualmente completo. De pronto percibí su verdadera naturaleza como la expresión del ser infinito de Dios y sentí reverente admiración, y todo el temor se disipó. El malestar del niño desapareció en ese instante, y durmió con mucha paz y despertó a la mañana siguiente completamente sano.
En vez de ser esclavos de los ciclos de la economía, de las leyes materiales sobre la salud o de las relaciones establecidas por el hombre, podemos acudir a la verdad espiritual e insistir en vernos a nosotros mismos y a aquellos alrededor nuestro como hijos de Dios. La epístola a los Gálatas dice así: “Por cuanto sois hijos, Dios envió a vuestros corazones el Espíritu de su Hijo, el cual clama: ¡Abba, Padre! Así que ya no eres esclavo, sino hijo; y si hijo, también heredero de Dios por medio de Cristo”. Gál. 4:6, 7.
Id por todo el mundo y predicad el evangelio
a toda criatura.. . Y estas señales seguirán a los que creen:
En mi nombre echarán fuera demonios; hablarán nuevas lenguas;
tomarán en las manos serpientes, y si bebieren cosa mortífera,
no les hará daño; sobre los enfermos pondrán
sus manos, y sanarán.
Marcos 16:15, 17, 18