Tuve Una Curacion que me da mucha fortaleza, y por la cual agradezco a Dios con frecuencia en silencio.
Una tarde cuando no me sentía del todo bien, pedí permiso para retirarme del trabajo temprano. La oficina militar donde yo trabajaba requería un examen médico para poder autorizarme una licencia por enfermedad, así que obedecí el reglamento. Un médico diagnosticó mi condición como un caso serio de hemorroides indicando que se requería tratamiento médico. Para detener la dolorosa inflamación, se programó una operación para la semana siguiente. Nunca tomé los medicamentos que me dieron en ese momento, porque inmediatamente decidí recurrir a la oración exclusivamente.
Aunque yo era una soldado raso, me encontraba en una situación especial, ocupando sola una habitación en la ciudad, en vez de tener que vivir en los cuarteles militares. Siempre aprecié esta libertad porque me permitía estudiar la Ciencia Cristiana a cualquier hora del día sin interrupción alguna, y podía asistir a los servicios religiosos de la iglesia sin tener que pedir permiso especial.
Iniciar sesión para ver esta página
Para tener acceso total a los Heraldos, active una cuenta usando su suscripción impresa del Heraldo ¡o suscríbase hoy a JSH-Online!