Un Dia Mientras esperaba el autobús, empecé a sentir picazón en un ojo. Cuando llegué a la escuela, mi maestra me llevó a la enfermería. La enfermera llamó a mi mamá para que me viniera a buscar a la escuela.
Cuando mi mamá llegó a la escuela, la enfermera le dijo que yo tenía conjuntivitis, y que era contagiosa. La enfermera dijo que sanaría en una semana.
Así que cuando íbamos hacia casa, mi mamá me habló acerca de Dios y de que yo era la hija de Dios. Cuando llegué a casa, prácticamente estaba sanada. Hicimos una caminata por un huerto de frutales, y cuando regresé, mi ojo había sanado. Le pregunté a mi mamá si podía regresar a la escuela, y me dijo que cuando mi hermanito fuera a la escuela (él está en el jardín de infantes), ella me llevaría, y si la enfermera decía que estaba bien que me quedara, yo podría quedarme.
Cuando llegué a la escuela, consultamos con la enfermera, y ella preguntó: "¿Pusieron algo en el ojo?" Mi mamá dijo: "No, oramos". La enfermera estaba sorprendida. Me bajó el párpado del ojo y dijo: "No tienes nada". Y dijo que podía quedarme. ¡El resto del día fue un gran día para mí!
North Falmouth, Massachusetts
E.U.A.
Esta curación impresionó mucho a mi hija, creo yo, por dos razones. Primero, porque fue una curación rápida. Segundo, porque la enfermera de la escuela realmente no lo podía creer; no podía creer que la condición no "hubiera seguido su curso".
Al alejarnos de la escuela, hablé con Lindsey acerca de que ésta era una magnífica oportunidad para que todos vieran a la Ciencia Cristiana en acción. Hablamos las dos en voz alta acerca del hecho de que la materia no tenía mente que le fuera propia para sentir molestia o producir contagio. Lindsey estaba libre de molestias en cinco minutos, y totalmente bien en una hora.
Estamos muy agradecidas por cada curación que hemos tenido en nuestra familia porque nos acerca más a Dios.