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La evidencia del Cristo

Del número de septiembre de 1995 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


En El Relato del Antiguo Testamento, mientras Job lucha contra la desdicha y la enfermedad, se encuentra también afligido por la indiferencia del consejo y los reproches de sus amigos. El los reprende, a su vez, por su falta de comprensión y compasión. Después llega un momento en que tras relatar sus problemas y la razón de su angustia, él declara: “Yo sé que mi Redentor vive, y al fin se levantará sobre el polvo; y después de deshecha esta mi piel, en mi carne he de ver a Dios”. Job 19:25, 26.

La afirmación persistente de esta confianza de Job en medio de sus aflicciones, es uno de los factores que hace de su experiencia una de las más significativas para los hombres y mujeres de hoy. Muchos estudiantes se pasan horas estudiando los argumentos teológicos que estallan a veces como tormentas, en el libro de Job en la Biblia (y se pueden encontrar muchas revelaciones valiosas allí), pero lo que uno no debe perder en este relato es el indomable sentido espiritual de Job y su certeza de que uno puede entrar en la presencia de Dios y Su justicia perfecta, ahora.

En un comentario sobre el estudio de la Biblia, la Sra. Eddy escribe en Ciencia y Salud. “La única interpretación importante de las Escrituras es la espiritual. Por ejemplo, el texto: ‘En mi carne he de ver a Dios’, da una profunda idea del poder divino para sanar los males de la carne, y anima a los mortales a tener esperanza en Aquel que sana todas nuestras dolencias; mientras que ese pasaje se cita continuamente como si Job quisiera decir que aunque la enfermedad y los gusanos destruyeran su cuerpo, en los últimos días él se presentaría en perfección celestial ante Elohim aún revestido con la carne material — una interpretación que es diametralmente opuesta a la verdadera, lo cual puede verificarse estudiando el libro de Job”.Ciencia y Salud, págs. 320—321.

Cuando Job reconoció y aceptó la omnipotencia de Dios, que le fue revelada, su vida fue restaurada. ¿No podríamos decir que el Cristo, la consciencia del poder infinito y majestuoso de Dios, le hizo inconsciente a Job de las pretensiones de la enfermedad, la injusticia y el mal? Parece evidente que a medida que el Cristo, la Verdad, le revelaba cada vez más la naturaleza divina, toda limitación, dolor y sentido miserable fue purificado por las aguas de la Verdad divina. El pensamiento y la supuesta evidencia de que Dios lo había abandonado, se desvanecieron. En nuestra época podemos declarar, como Job: “Yo sé que mi Redentor vive”. Podemos esperar que se manifieste en la carne la evidencia de la salud y la armonía, el orden y la sanidad, que dan testimonio del gobierno y el control de Dios.

La voluntad de Dios, que se manifiesta a través del Cristo, la Verdad, destruye la dolencia o enfermedad al revelar al hombre como la semejanza del Espíritu divino. En el Glosario en Ciencia y Salud, la Sra. Eddy nos da la interpretación espiritual del Cristo: “La divina manifestación de Dios, la cual viene a la carne para destruir al error encarnado”.Ibid., pág. 583.

Algunos estudiantes que acaban de conocer la Ciencia Cristiana tienen el hábito de pensar que el Cristo es un mero mensaje, o idea, sobre el bien, en vez de la verdadera actividad y manifestación del bien. Aquello que destruye al error encarnado debe ser la revelación de la presencia de la Verdad, y esto se hace evidente en el cuerpo. Debe haber una conexión entre la evidencia y la inspiración. El inspirado sanador cristiano insiste en ver la evidencia que el Cristo presenta; y esto no es solamente un buen pensamiento, sino la verdadera sustancia del ser que se manifiesta externamente en salud y armonía.

No hay historia documentada que indique que Jesús se dejó impresionar por los síntomas de la enfermedad. El conoció la evidencia de la salud, del hombre como la semejanza de Dios. El descartó la creencia carnal de que la enfermedad es la voluntad de Dios y que tiene una causa justificable, y de esa manera salvó a los hombres y mujeres que se le acercaron a pedirle ayuda. El sanador cristiano sigue el ejemplo del Maestro, manteniendo el pensamiento en la evidencia espiritual del hombre ideal que el Cristo representa. La curación no es un proceso por el cual uno se convierte en un ser perfecto y espiritual, sino que es el resultado de comprender, con profundo amor y humildad, el hecho actual del ser, la permanencia del hombre perfecto y espiritual que Dios creó. Esto hace que el sanador sea una transparencia a través de la cual la luz del Cristo bendice al mundo, destruyendo la enfermedad y el pecado.

Job descubrió que el hombre es sostenido por Dios. Con Dios no hay diferencia entre la intención y el cumplimiento. La demanda de que el hombre aparezca a Su semejanza coincide con el cumplimiento de esta exigencia. Como la voluntad de Dios es eterna, Sus demandas son perpetuas, y así, como la Ciencia Cristiana revela, el hombre nunca puede dejar de manifestar la perfección de su Hacedor. Ciertamente el amor de Dios, la constancia de Su voluntad, fue revelada a Job, y así su vida fue restaurada. Las creencias de la carne, que sugieren que el hombre está compuesto de materia y es gobernado por ella, fueron reemplazadas por el hecho de que el hombre manifiesta la sustancia del Espíritu y la presencia y el control eternos de Dios.

“Mi Redentor vive”. La muerte no es un paso hacia la salud ni la salvación. ¿Es acaso razonable creer esencialmente que Dios llegará a ser Dios después? Dios, el eterno YO SOX está presente, activo y es eficaz ahora. Su voluntad es expresada ahora. Por tanto la evidencia del hombre como Su semejanza prevalece ahora y siempre. El Cristo, que destruye el sueño carnal de los sentidos, revela que el hombre refleja la sustancia del Espíritu, y que no es material. En una carta a los miembros de una iglesia filial de la Iglesia de Cristo, Científico, la Sra. Eddy escribe: “El propósito del Amor divino es el de resucitar el entendimiento, y el reino de Dios, el reino de la armonía ya dentro de nosotros. Por medio de la palabra que os es hablada, sois liberados. Permaneced en Su palabra, y ella permanecerá en vosotros; y el Cristo sanador se verá manifestado en la carne nuevamente — comprendido y glorificado”.Escritos Misceláneos, pág. 154.

Es importante recordar que el Cristo presenta constantemente la evidencia irrefutable del verdadero ser del hombre y que esta evidencia se manifiesta en la carne, en nuestra propia vida hoy en día.


Colaborador Editorial

Las cosas invisibles de él, su eterno poder y deidad,
se hacen claramente visibles desde la creación del mundo,
siendo entendidas por medio de las cosas hechas.

Romanos 1:20

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