Ya Sea Que seamos ricos o pobres, la creencia de que nuestras fuentes son materiales puede hacernos temer que en algún momento no tendremos suficiente dinero. Aunque tengamos un buen sueldo, podemos tener temor de que alguna situación inesperada nos lo quite.
Yo sé lo que se siente cuando se enfrenta un problema así. Cuando mi esposo falleció, tuve la impresión de que estaba en un vacío, sin compañía ni recursos. Recién comenzaba a estudiar la Ciencia Cristiana y, a pesar de que todavía no entendía la naturaleza espiritual de la sustancia, traté de no sentir temor a la carencia. Me ayudó mucho esta declaración de Isaías: "No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia". Isa. 41:10. Fui comprendiendo que tenía que reconocer que aun la más pequeña evidencia de provisión correcta venía de Dios, cuya bondad infinita me proporcionaría todo lo que yo necesitara.
Perdí el temor a la carencia y a la soledad a medida que comprendí que nuestra provisión es limitada solo cuando limitamos a la fuente de nuestros recursos. Había pensado que mis recursos eran materiales. Pero cuando comprendí mejor las enseñanzas de Cristo Jesús, de que el hombre es espiritual y nunca se aparta de Dios, comprendí que mi provisión del bien proviene de Dios, el Amor divino, y que nunca puede perderse. La Sra. Eddy amorosamente nos dice en Ciencia y Salud: "Puesto que Dios es sustancia y el hombre es la imagen y semejanza divina, el hombre debe desear, y en realidad posee, sólo la sustancia del bien, la sustancia del Espíritu, no de la materia".Ciencia y Salud, pág. 301.
Cuando aceptamos esta idea y volvemos nuestros pensamientos a la abundancia de Dios, aparecen inevitablemente mejores condiciones como resultado de este cambio en nuestro pensamiento. Todo lo que existe son las ideas que emanan de la única Mente, Dios, y ellas son nuestra verdadera sustancia. Por ejemplo, cualidades espirituales tales como honradez, fortaleza, inteligencia, alegría y bondad son la sustancia de nuestro ser, y nunca las podemos perder. La oración nos inspira para encontrar la forma correcta de usar estas cualidades en nuestra vida diaria, y este trabajo — sea o no un "trabajo" formal — puede ser una forma de satisfacer nuestras necesidades.
Nuestra provisión es limitada solo cuando limitamos a la fuente de nuestros recursos.
Cuando cambiamos nuestro concepto material de nosotros mismos por nuestra naturaleza espiritual, podemos enfrentar cualquier circunstancia, reconociendo que en realidad somos la semejanza de Dios. No podemos temer a la carencia cuando comprendemos que la Mente, la fuente de toda inteligencia, está siempre proporcionándonos las ideas que necesitamos.
No obstante, si creemos que la sustancia es material, que es dinero, acciones, joyas o cosas similares, el temor a perderlas o a agotarlas puede ser muy grande. Este temor desaparece cuando comprendemos que el dinero u otra evidencia de provisión es tan sólo un símbolo, no la realidad. De esta manera, comenzamos a entender cuales son las bases espirituales de la provisión.
Por ejemplo, cuando usted paga algo con dinero en la mano, este símbolo de abundancia ilustra el cuidado amoroso de Dios. La Verdad divina es sustancia, eterna, sin límites, indestructible, y cuando este hecho está presente en nuestro pensamiento, satisface todas las necesidades humanas. Siempre está disponible. Su moneda es la inteligencia, honradez, control, sinceridad, sabiduría, perspicacia, vivacidad, habilidad, etc., que se expresan en cada uno de nosotros porque somos las ideas de Dios. Este capital se multiplica segundo a segundo. Es inagotable, y nadie lo puede robar ni destruir. Nunca está inactivo, ya que la Mente divina desarrolla perpetuamente la infinitud. Dios provee a Sus hijos de grandes recursos. Estamos ricamente dotados en el Espíritu, y esta dote es real y útil.
Para ganar esta herencia, tenemos que renunciar al engaño, a la falsedad, a la hipocresía, a la deshonestidad y a las mentiras. Estos elementos pueden oscurecer nuestra habilidad de reconocer el amoroso cuidado de Dios y de seguir Su dirección. Además, es imposible engañar a Dios, que es la Mente divina infinita. La credencial que se nos exige es la pureza, que abre la puerta a lo que necesitamos.
Aunque nos puede tomar tiempo llegar a comprender el significado de la verdadera sustancia y permitir que este entendimiento transforme nuestra vida, podemos dar el primer paso al confiar en Dios. Tal como aprendí cuando mi marido falleció, cada paso posterior nos brinda un mejor sentido del cuidado y del amor eterno que tiene Dios por nosotros.
Ciencia y Salud: reconocido por profesores y alumnos
"Hace poco nuestra universidad organizó una feria de artesanías y pensamos que sería una buena oportunidad para colocar una mesa y ofrecer ejemplares de Ciencia y Salud y otra literatura de la Ciencia Cristiana. En menos de dos horas, estudiantes y un profesor se llevaron los cuarenta ejemplares del libro de texto que habíamos llevado. Muchos de los que se acercaron a nuestra mesa nunca habían oído hablar del libro, de modo que les hablamos del mismo y de su autora. Algunos hicieron preguntas sobre la curación espiritual, y sinceramente querían saber en qué consistía. Una joven estuvo mirando el libro durante mucho tiempo sin hacer nada, entonces le dijimos que se lo llevara. Ella nos contestó: '¿En serio? ¿Me lo puedo llevar?', y estuvo encantada de llevárselo. Varios estudiantes que vinieron cuando se nos habían acabado los libros, nos preguntaron si les podíamos conseguir u ejemplar, lo que hicimos la siguiente semana. Y desde la feria hemos tenido aún más oportunidades de compartirCiencia y Salud. Yo le di un ejemplar a un profesor de psicología quien me dijo: 'Estoy tan contento de tener este libro. No veo el momento de comenzar a leerlo'".
— de una OCC en Santa Barbara, California, E.U.A.