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Samuel escuchó

Del número de noviembre de 1996 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Ana y Elcana amaban mucho a su pequeño hijo Samuel. Cuando era muy pequeño sus padres lo llevaban a estudiar con un sacerdote llamado Elí, quien vivía en un templo. Samuel aprendió de Elí todo sobre Dios y Su bondad. Estudiar con Elí era como ir todos los días de la semana a la Escuela Dominical.

La madre y el padre de Samuel iban a visitarlo. La madre le hacía y le llevaba todos los años una túnica pequeña. Véase 1 Sam. 2:19. Era como la túnica larga que usaban las personas importantes. Era un honor para un niño tener una túnica tan linda.

La madre de Samuel sabía que él era muy importante para Dios. ¿Cómo lo sabía? Tal vez porque era claro para ella que él era la respuesta a las oraciones que ella había hecho a Dios, nuestro querido Padre-Madre. La Biblia nos dice que ella ”le puso por nombre Samuel”, diciendo: ”Por cuanto lo pedí a Jehová”. 1 Sam. 1:20.

Elí también amaba a Samuel. Sus propios hijos lo hicieron muy infeliz porque ellos no querían ser buenos y honestos. Elí trató de decirles a sus hijos que amaran a Dios y fueran buenos, pero ellos no quisieron oirlo. De modo que él ignoró su mal comportamiento sin hacer más esfuerzos por disciplinarlos, dejando que ellos pecaran contra Dios y el pueblo que venía al templo.

Una noche Dios llamó a Samuel. Pero Samuel pensó que era Elí que lo llamaba. Se levantó de su lecho y fue hacia Elí y le dijo: ”Heme aquí”. Pero Elí no le había llamado y le dijo a Samuel: ”Vuelve y acuéstate”. Otra vez, Samuel oyó una voz fuerte y clara que decía su nombre. Se levantó y fue otra vez a ver a Elí, pero Elí le dijo: ”Yo no he llamado”. Por tercera vez Samuel oyó una voz. Entonces Elí se dio cuenta de que era Dios el que estaba llamando a Samuel. Y le dijo al niño que le respondiera a Dios. Cuando Dios lo llamó por cuarta vez ”¡Samuel, Samuel!” — el niño dijo: ”Habla, porque tu siervo oye”. 1 Sam. 3:5, 6, 10.

Dios le dijo a Samuel que Él estaba muy disgustado con Elí y sus hijos porque Elí ”no los ha [reprendido]”. 1 Sam. 3:13. No fue fácil para Samuel, pero él le dijo a Elí, exactamente lo que Dios le había dicho. Elí oyó. Pero sus dos hijos no entendieron ni recurrieron a Dios. Más tarde cuando ellos tuvieron necesidad de ayudar al pueblo de su país, no pudieron hacerlo.

Samuel aprendió que es muy importante escuchar a Dios y hacer lo que Dios nos dice. Dios siempre bendice a Sus hijos. Tú y yo podemos aprender más sobre cómo escuchar a Dios, leyendo el libro de la Sra. Eddy, Ciencia y Salud. En la página 323 ella escribe: ”Los efectos de la Ciencia Cristiana se ven menos de lo que se sienten. Es la ’voz callada y suave’ de la Verdad, expresándose. O bien nos estamos alejando de esa expresión o la estamos escuchando y elevándonos”. Samuel oyó aquella voz callada y suave de la Verdad, y también podemos hacerlo nosotros.

”Y Samuel creció, y Jehová estaba con él, y no dejó caer a tierra ninguna de sus palabras”. 1 Sam. 3:19. Mucha gente oyó decir que Samuel amaba a Dios, y que él oía y seguía a Dios, el bien. Su obediencia a Dios lo ayudó mucho a Samuel a aprender y a entender lo que estaba bien y lo que estaba mal. Cuando fue grande llegó a ser un juez famoso, un consejero del rey y un profeta. Fue de gran ayuda para el pueblo de su país, incluso para su madre y su padre.

Toda palabra de Dios
es limpia;
Él es escudo
a los que en él esperan.

Proverbios 30:5

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