En Una Época en que mi familia y yo estábamos preocupados por encontrar una solución a nuestras necesidades económicas, ocurrió algo insólito, Un día, llamaron a la puerta. Fui a abrir y me encontré con una persona que me dio un puñado de billetes. Esa persona me dijo que Dios, el Padre, le había dicho que hiciera eso.
Era una señora que conocíamos, pero no tenía ninguna deuda con nosotros. Insistió en que aceptáramos el obsequio y luego se marchó. Un poco desconcertado, pensé: "¡Qué expresión de gracia tan genuina e incondicional!" Con el correr de los años, llegué a la conclusión de que lo sucedido, fue una de las vías elegidas por Dios para que nuestra familia tuviese la seguridad de que podíamos contar siempre con nuestra provisión, ¡y que nosotros no teníamos ningún derecho de dudar sobre Su habilidad para hacernos sentir seguros de que jamás nos faltaría!
Dios puede cuidar de nosotros por vías innumerables e imprevisibles. Lo que necesitamos es confiar más en Él y menos en el sentido humano y limitado de las cosas. Yo nunca hubiese podido prever que alguien vendría a mi casa para hacer lo que esa persona hizo. Lo que más me impactó, no fue el dinero que nos dio sino el mensaje que compartió con nosotros: "¡El Padre me dijo que hiciera esto!"
Más tarde comprendí que ella pudo actuar de una manera tan desinteresada y sin sentir temor de que ese dinero pudiese faltarle, porque sabía que obraba a través de la inspiración divina. Mi conclusión fue que si desarrollaba mi vida partiendo de esa misma base desinteresada, yo tampoco volvería a sentir temor a la carencia. Podía tener la absoluta seguridad de que Dios, la Mente, me iba a proveer de todo lo que fuese necesario para que yo pudiese seguir Su guía. Esa era la lección o provisión que yo debía lograr y a partir de ese momento, nunca ha dejado de ser el sostén de mi familia en momentos de duda.
La provisión que viene de Dios no es algo que proviene de afuera sino de adentro...
¿Cómo es posible aceptar que la provisión tiene su origen en la Mente si parece tan material? ¿Acaso los billetes no están hechos de papel e impresos en las impresoras? Todo eso es muy cierto, pero los billetes no son la fuente de la provisión. Son únicamente una de las múltiples formas que puede adoptar la provisión para responder a la necesidad humana. La fuente esencial de la provisión es siempre Dios.
Para ilustrar mejor esto, podríamos pensar: ¿de qué le serviría a un artista que necesita inspiración para pintar un cuadro, tener a su alcance una buena cantidad de billetes? Le puede permitir comprarse un sandwich y algunas otras cosas, pero su necesidad profesional no puede ser satisfecha por medio del pan y el relleno de ese sandwich. Toda provisión viene de Dios, que es la fuente de las ideas correctas que harán prosperar realmente, la tarea del artista.
Cometemos un gran error cuando acudimos a lo mundano, que es lo opuesto a Dios, en busca de provisión. La sociedad nos educa de esa manera para hacernos creer que nuestras necesidades son fundamentalmente materiales en lugar de espirituales, y debido a eso, debemos consultar permanentemente el estado de nuestra cuenta bancaria, para decidir todo lo que podemos o no podemos hacer. La ignorancia acerca de los caminos y medios de que se vale Dios, pone numerosas trabas en nuestro sentido de las posibilidades. La Biblia nos dice: "Poderoso es Dios para hacer que abunde en vosotros toda gracia, a fin de que, teniendo siempre en todas las cosas todo lo suficiente, abundéis para toda buena obra". 2 Cor. 9:8. Cuando obedecemos la inspiración divina, podemos confiar en que Dios responderá a cada necesidad humana.
Cuando pensamos acerca de la provisión, es útil recordar que nos sentimos realmente ricos según la calidad de vida que llevamos y no de acuerdo con la cantidad de cosas que tenemos. Podemos tener millones de dólares y, sin embargo, sentir que somos pobres en las cosas que son verdaderamente importantes, como ser, serenidad, salud, entusiasmo. Si nos esmeramos para que nuestra consciencia se mantenga receptiva al bien de Dios, siempre presente, que constituye en realidad nuestra provisión, descubriremos que cualidades positivas, tales como las que acabamos de mencionar, enriquecen aún más nuestra vida. La Ciencia Cristiana nos enseña que el bien proviene del Espíritu y no de la materia por lo cual, debemos acudir al Espíritu para hallar la sustancia de una vida digna de ser vivida.
La provisión que viene de Dios no es algo que proviene de afuera sino de adentro, desde el interior de una consciencia del amor y la protección omnipresente que Dios confiere a cada uno y a todos. Un entendimiento espiritual de Dios como Amor que ama a todos, incluye todas las necesidades humanas, tanto morales y espirituales como físicas. La Sra. Eddy escribe en Ciencia y Salud: "Cristo, la Verdad, da a los mortales alimento y vestido temporarios, hasta que lo material transformado por lo ideal, desaparezca, y el hombre sea vestido y alimentado espiritualmente".Ciencia y Salud, pág. 442.
En la realidad espiritual, el hombre ya está "vestido y alimentado espiritualmente". El Cristo nos ayuda a ver esta verdad al revelarnos al hombre perfecto e íntegro de la creación de Dios. El hombre de Dios es completo; no conoce ninguna clase de carencia. A medida que progresa nuestra comprensión acerca del hombre perfecto, toda evidencia de imperfección denominada carencia, enfermedad o penas, es eliminada del pensamiento y de experiencia. El progreso puede manifestarse en forma de un incremento en los fondos con que contamos para pagar nuestras cuentas, en un cuerpo sin quejas o en una actitud llena de inspiración; pero la verdadera razón de nuestro regocijo nunca puede provenir de mejoras alcanzadas en las condiciones materiales, sino en la nueva comprensión que estamos alcanzando de que Dios nos ha estado protegiendo sin cesar. Es el entendimiento de la gracia bienhechora de Dios, que es infalible y que debemos buscar continuamente.
Todo bien proviene de Dios, el Espíritu y de ninguna otra parte. Si nos dedicamos a buscar solamente el bien, es evidente que no existe otro lugar aparte de Dios donde sea posible hallar la provisión. En un comienzo, tal vez pensemos en la provisión en términos de cosas mundanas, como por ejemplo, una casa, un auto o en el alimento que llevamos a nuestra mesa. Pero si recordamos que Dios es la única fuente de provisión, y que esa provisión es espiritual no cometeremos el error de tratar de encontrar seguridad y felicidad en la materia, en lugar de hacerlo en el Espíritu.
No os afanéis por vuestra vida,
qué habéis de comer... ni por vuestro cuerpo,
qué habéis de vestir. ¿No es la vida más que
el alimento, y el cuerpo más que el vestido?
Mirad las aves del cielo, que no siembran, ni siegan,...
y vuestro Padre celestial las alimenta.
¿No valéis vosotros mucho más que ellas?
Y por el vestido, ¿por qué os afanáis?
Considerad los lirios del campo; cómo crecen:
no trabajan ni hilan; pero os digo,
que ni aun Salomón con toda su gloria
se vistió así como uno de ellos.
Mateo 6:25, 26, 28, 29