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La representación teatral del magnetismo animal

Del número de noviembre de 1996 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


En Ciencia y Salud, la Sra. Eddy incluye un capítulo llamado "El magnetismo animal desenmascarado". En su autobiografía, Retrospección e Introspección, ella cuenta que se sentía renuente a incluir el capítulo sobre el magnetismo animal en la primera edición de Ciencia y Salud. Al mismo tiempo, su impresor no estaba dispuesto a seguir adelante con el libro. Ella entonces dice: "Después de varios meses, cedí a una constante convicción de que debía insertar en mi último capítulo un relato parcial de lo que ya había observado acerca de la malapráctica mental. En consecuencia, me puse a trabajar, en contra de mi propia inclinación, para cumplir con esta ardua tarea, y terminé mi manuscrito para el libro".Ret., pág. 38. Ocurrió que su impresor volvió a trabajar en el libro en ese momento, terminó de imprimir lo que tenía en mano, y estuvo listo para recibir más, cosa que ahora la Sra. Eddy ya podía darle.

En el libro de texto ella escribe: "En la Ciencia Cristiana, magnetismo animal o hipnotismo es el término específico para el error, o mente mortal. Es la creencia errónea de que la mente está dentro de la materia y que es mala y buena a la vez; que el mal es tan real como el bien y más poderoso. Esa creencia no tiene ni una sola cualidad de la Verdad".Ciencia y Salud, pág. 103. Saber esto nos ayuda a estar alertas a las falsas afirmaciones del mal, y nos enseña a no ser engañados por las representaciones teatrales de la mente mortal.

El bien conocido actor británico Laurence Olivier dijo una vez: "Siempre he tratado de creer que mi trabajo consiste en hacer que el público crea en la historia, que crea que realmente está ocurriendo".The Christian Science Monitor, 18 de julio de 1989. En cierto sentido, estas palabras podrían resumir la descripción del trabajo que realiza el magnetismo animal: hace que el público (usted y yo) crea la historia (las escenas cambiantes de la experiencia mortal con sus cosas malas y sus cosas buenas), para hacernos creer que las representaciones teatrales del mal son reales y están ocurriendo realmente.

La fantasmagoría de que hay vida en la materia no es la realidad del ser, y el comprender esto es fundamental para realizar la curación espiritual. Fantasmagoría es una palabra que se puede usar para describir las escenas, ilusiones y desilusiones rápidamente cambiantes de la experiencia mortal. Lo ilustra un testimonio que llegó a mi escritorio de alquien que, en una ocasión, siguió una carrera profesional en el teatro. Su testimonio revela las representaciones teatrales del magnetismo animal. Ella escribe:

"Hace poco, estaba trabajando, y comencé a tener dolores en ambos lados del cuerpo por debajo del estómago. El dolor se volvió tan intenso que tuve que pedirle a mi esposo... que me llevara a casa... Cuando llegamos tuve que acostarme de inmediato y casi no me podía dar vuelta... Oré lo mejor que pude...

"A la mañana siguiente sentí que debía llamar a un practicista de la Ciencia Cristiana, porque no podía levantarme de la cama para ir a trabajar. Ella me habló acerca de mi perfección absoluta. Después de cortar con ella, oré... Obtuve una clara percepción de que mi perfección y salud eran un hecho en ese mismo momento. Salté de la cama para prepararme para ir a trabajar casi totalmente libre de molestias.

"Una hora después, cuando manejaba camino al trabajo, empecé a pensar en los síntomas que había sentido, preguntándome qué podría haber sido. Mentalmente recordaba los dolores de las últimas veinticuatro horas (aunque ya me sentía bastante bien). Entonces me vino el pensamiento: '...cuando trabajaba en el teatro, ¿por qué repetíamos nuestra parte una y otra vez? Para que pareciera verdad'. Comprendí que era justamente eso lo que la mente mortal quiere que hagamos, hacer que la enfermedad, el problema de relación, los problemas económicos, parezcan reales. En ese mismo momento me negué a seguir pensando en lo que había pasado. Y ese fue el fin del problema. Sané de todos los dolores y temores..."

"Para que pareciera verdad". Es por esa razón que el actor ensaya. Y eso es lo que también hace el magnetismo animal. Nos haría ensayar la supuesta acción e influencia del mal dentro de la consciencia, perpetuando de ese modo la creencia en el mal y los aparentes efectos del mismo. Pero el magnetismo animal siempre opera como una sugestión externa a nuestro pensamiento. Nunca se origina dentro de la verdadera consciencia, o sea la consciencia que el hombre refleja por ser la semejanza de la mente divina, Dios.

El magnetismo animal declara que actúa, que hace algo. Pero su aparente accionar es siempre erróneo. Es siempre hipotético, porque solo Dios, el bien, es la fuente de toda acción verdadera. El magnetismo animal se disfraza tomando la forma de enfermedad, temor, sentimientos de que uno no es apto. Nos quiere hacer creer que el mal es más real y atractivo que el bien. Pero no importa lo que quiera afirmar, siempre podemos destruir su acción errónea comprendiendo que Dios es todopoderoso. El comprender la omnipotencia de Dios espiritualiza el pensamiento. Es esta espiritualización del pensamiento, esta purificación, lo que aniquila la creencia en el mal.

El magnetismo animal pretende que es nuestro propio pensamiento. Y argumenta dentro del pensamiento que el mal es más poderoso que el bien. Es por esta razón, que cuando combatimos el magnetismo animal es importante no mirar la turbulencia externa sino el pensamiento, y comprender que Dios, el bien, es el único poder, la única Mente que gobierna al hombre.

No existe ningún poder aparte de Dios que pueda dominar o controlar al hombre.

La Sra. Eddy afirma: "No hay sino una sola atracción real, la del Espíritu. El apuntamiento de la aguja hacia el polo simboliza ese poder omnímodo, o sea la atracción de Dios, la Mente divina".Ciencia y Salud, pág. 102. El pensamiento espiritualizado es atraído naturalmente por el poder de Dios que todo lo envuelve, y lo reconoce. Entonces la turbulencia que está en el pensamiento es destruida. Al recurrir al Espíritu, Dios, y ceder a la única Mente en oración, aprendemos que todas las escenas destructivas, y todas las variaciones de sus temas, no tienen sustancia ni realidad. Sentimos el poder de Dios que todo lo abraza.

No existe ningún poder aparte de Dios que pueda dominar o controlar al hombre. Al comprender esto, el metafísico sabe que por más agresivas que parezcan las sugestiones del mal, siempre pueden ser destruidas negando su realidad con sabiduría, y al no ser impresionados por las falsedades que se presentan en la consciencia humana. La Sra. Eddy dice: "Velad y orad diariamente para que las sugestiones malévolas, bajo cualquier máscara que se presenten, no se arraiguen en vuestro pensamiento ni den fruto. Examinaos con frecuencia y ved si hay algo que obstaculice la Verdad y el Amor, y retened lo bueno'".The First Church of Christ, Scientist, and Miscellany, pág. 128–129.

Al enfrentar al magnetismo animal, el metafísico que está alerta no es ambiguo en sus oraciones ni en su vida. Es sincero en sus oraciones. Su premisa es la unicidad y totalidad de Dios, y la relación indestructible que tiene el hombre con Dios. Desde esta base llega a conclusiones firmes y sanadoras. Conoce científicamente que el bien, Dios, es más poderoso que el mal. Y lo demuestra.

Cristo Jesús ciertamente vio a través de varios disfraces del magnetismo animal, las máscaras de la mortalidad. La Biblia pone bien en claro que él no era perturbado por la cambiante fantasmagoría que tenía delante. En Lucas, por ejemplo, leemos acerca de la curación de un hombre joven que había muerto. Jesús se encontró con la procesión fúnebre. "Y acercándose, tocó el féretro, y los que lo llevaban se detuvieron. Y dijo: Joven, a ti te digo, levántate. Entonces se incorporó el que había muerto, y comenzó a hablar. Y lo dio a su madre". Lucas 7:14, 15.

Esta curación demuestra muy vivamente que Jesús era capaz de ver más allá de la escena humana a Dios, la Vida divina, y la perfección ininterrumpida de Su creación. Estaba tan consciente de la totalidad de Dios que no creía en absoluto en la escena de muerte, y esto restauró la vida del joven. Jesús probó que el bien es más poderoso que el mal, que la vida es la realidad y que la muerte es una creencia falsa. Y debido a esto, él pudo hacer caer el telón en la escena de dolor. Jesús comprendía la habilidad que tiene el hombre de actuar de acuerdo con la ley de Dios. Y comprendió que el magnetismo animal no tiene habilidad para actuar ni para ser. Él sabía que la verdadera atracción era el Espíritu.

La atracción del Espíritu es irresistible. Destruye totalmente las maquinaciones del magnetismo animal y todas sus arrogantes representaciones teatrales. Por lo tanto, para nosotros es natural volvernos totalmente al Espíritu, Dios, y probar Su poder que lo abarca todo.

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