Muchos Cristianos se toman un tiempo en diciembre para examinar lo que significa para ellos el nacimiento del Salvador. Resulta interesante, sin embargo, que Jesús señaló el camino hacia una base totalmente espiritual de la creación. "No llaméis padre vuestro a nadie en la tierra; porque uno es vuestro Padre, el que está en los cielos", dijo. Mateo 23:9. De igual forma, el Evangelio según Juan expone una vislumbre de la verdadera creación espiritual: "En el principio Dios se expresó. Esa expresión personal, esa palabra, era con Dios, y era Dios, y existió con Dios desde el principio. Toda la creación tuvo lugar mediante Él, y nada ocurrió sin Él". Juan 1:1-3, según la traducción al inglés de J.B. Phillips.
Esto no implica que exista duda alguna acerca de la importancia del nacimiento humano de Jesús. Esa aparición humana cumplió la profecía, y ese niño se convirtió en el Mostrador del Camino para todos los hombres. Como escribe la Sra. Eddy en Ciencia y Salud: "Si su origen y nacimiento se hubiesen apartado completamente de la costumbre de los mortales, Jesús no hubiera sido percibido por la mente mortal como 'el camino'".Ciencia y Salud, pág. 30. Sin embargo, lo que Jesús vino a revelar es lo que constituye el motivo para una verdadera celebración: que el Padre-Madre Dios es el único creador, y que, puesto que Dios, el Espíritu, nos hizo, somos, de hecho, espirituales y no materiales. En toda la Biblia se destaca nuestra naturaleza espiritual, tal como lo ilustra este pasaje: "Nosotros todos, mirando a cara descubierta como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados de gloria en gloria en la misma imagen, como por el Espíritu del Señor". 2 Cor. 3:18.
Jesús comprendía que el hombre verdadero es una creación espiritual.
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