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Una introducción a la Biblia

La profecía y el nacimiento de Cristo Jesús

Del número de diciembre de 1996 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


¿Has mirado alguna vez a través de un telescopio? Es un elemento que te permite ver las cosas que están lejos, Si vieras venir a un amigo, te gustaría contárselo a todo el mundo, y te prepararías para darle la bienvenida. Si, por otro lado, vieras venir a un enemigo, te gustaría contárselo a todo el mundo para que puedan hacer algo para protegerse.

Un profeta es un vidente espiritual. Esto quiere decir que él o ella ve lo que Dios le ha mostrado. ¡Y tú no necesitas un telescopio para hacer eso!

Hoy muchos profetas en la Biblia. Los profetas estaban cerca de Dios. Ellos sabían lo que Dios quería que hiciera la gente. Podríamos decir que eran también como una especie de "perros guardianes", en el sentido de que recordaban a la gente la importancia de seguir a Dios, cuando éstos Lo ignoraban o desobedecían.

Una de las promesas que hizo Dios, y que se relata al principio de la Biblia, es que Él enviaría a alguien muy especial para que ayudara a la gente. Ése fue Cristo Jesús. También se lo llama el Mesías, que quiere decir Cristo. También lo llamaban el Salvador.

El pueblo hebreo era el que estaba esperando al Mesías. Tenían muchos problemas, y era todo lo que podían hacer para aferrarse a su fe en Dios. Pero una época muy feliz en la historia de este pueblo fue cuando David era rey. David amaba a Dios, y trataba de ser un rey bueno y justo. También unió a los hebreos en una sola nación. Y los hebreos siempre recuerdan lo bien que estaban las cosas en aquellos días.

Salomón, el hijo de David, construyó una casa para Dios. Se llamó el Templo de Salomón, y hoy se puede ver el lugar donde se encontraba en Jerusalén. Pero Salomón su hijo y su gente tuvieron problemas para seguir a Dios. La gente se peleaba entre sí y luchaban con otros pueblos cercanos. Muy pronto todo el país estuvo en ruinas.

Años más tarde, hubo otro profeta llamado Miqueas. Él vio que muchos hebreos en sus corazones no cumplían con la ley de Dios. Miqueas dijo que el Mesías vendría de Belén y que él gobernaría al pueblo hebreo, también llamado los hijos de Israel. De hecho, Miqueas dijo que su presencia ¡había estado con ellos todo el tiempo! Dios daría al Mesías prometido fortaleza y ayuda; él tendría el poder de Dios Mismo, y su grandeza sería conocida en toda la tierra (véase Miqueas 5:2, 4).

No mucho después de Miqueas, otro profeta, Jeremías, vivió en una época en la que el pueblo hizo un nuevo pacto, o promesa, con Dios. Dijo que la promesa no tenía que estar escrita en grandes pedazos de piedra, porque el pueblo la mantendría en sus corazones, y obedecerían a Dios. Las leyes de Dios ya no parecerían leyes. En lugar de eso, cada persona haría naturalmente lo que es correcto (véase Jer. 31:31, 33, 34).

Para este entonces, la gente hebrea estaba ansiosa de ver al Salvador, y se preguntaban cuándo se cumpliría la promesa de Dios. Cuándo vendría el Mesías. Y cómo conocerían a esta persona.

La palabra vino de otro hebreo, el profeta Isaías. Él dijo que Dios daría al pueblo una señal: una virgen tendría un hijo, a quien llamarían Emanuel, que quiere decir "Dios con nosotros: (véase Isa. 7:14).

La Biblia también nos dice que los profetas habían dicho que Dios les mandaría un mensajero antes del Mesías para prepararle el camino (véase Marcos 1:2). Este importante mensajero se conoció como Juan el Bautista, y él creció para guiar a la gente a Jesús.

Finalmente, después de esperar y orar, llegó el Mesías. Ocurrió de este modo (véase Lucas 1:26–33). Dios envió al ángel Gabriel a una virgen, llamada María, y le dijo que ella tendría un hermoso niño. María y José estaban planeando casarse. José era un hombre bueno, pero él sabía que él no era el padre de ese niño. Por algún tiempo, él no estaba seguro si era correcto casarse con María. Pero Dios envió un ángel a José en un sueño y le dijo que todo estaría bien (véase Mateo 1:18–25). El nacimiento de este niño sería algo maravilloso y muy sagrado.

Antes de que naciera el bebé. María y José viajaron a Belén para empadronarse (véase Lucas 2). Cuando estaban allí, nació Jesús en un establo, porque en la posada ya no había habitaciones vacías. María envolvió al pequeño y lo acostó en un pesebre, que es donde comen los animales. De modo que resultó justamente como el profeta Miqueas, había dicho: este bebé tan especial nació en Belén.

La noche que Jesús nació, los pastores estaban cuidando de sus ovejas en los campos cercanos. De pronto una luz, una estrella brillante, los rodeó. Ellos tenían miedo, pero no tenían porqué tenerlo. Era el ángel de Dios que les contaba las buenas nuevas de lo que acababa de ocurrir. El ángel dijo a los pastores dónde podían encontrar al niño Jesús, y sintieron que la presencia de Dios los rodeaba. También vinieron reyes magos del Oriente, porque habían visto la estrella. Todos querían honrar al niño.

Algunas personas, que habían escuchado lo que los profetas dijeron, pensaban que el Mesías sería un gobernador militar, como el Rey David. Herodes, rey de Judea en la época que nació Jesús, era uno de ellos (véase Mateo 2:1–14, 19–21). Él realmente no conocía a Dios ni tampoco le importaba. Estaba preocupado de que Jesús llegara a ser más poderoso que él. Cuando los reyes magos vinieron a ver a Herodes, buscando al niño, él les dijo que le avisaran dónde estaba el niño cuando lo encontraran. Herodes quiso hacerles creer que quería honrar al niño también. Pero Dios advirtió a los reyes magos que Herodes tenía otras ideas en mente. Celoso y temeroso del niño, Herodes quería matarlo.

Poco tiempo después, un ángel vino a José diciéndole que Belén ya no era un lugar seguro. José, María y el bebé se fueron a Egipto por un tiempo, y luego a Nazaret. Desde el principio Dios estaba cuidando de Jesús, manteniéndolo seguro, del mismo modo que un padre cuida de su hijo. De hecho, cuando habló con los profetas y les contó que el Mesías llegaría, fue otra manera en que Dios cuidó de Su hijo. Dios se aseguró de que la gente estuviera preparada para recibir el importante mensaje que Jesús les daría.

A ver cuánto aprendiste de "La profecía y el nacimiento de Cristo Jesús"

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