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Busquemos un nuevo propósito en nuestro trabajo

Del número de marzo de 1996 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


No importa cuántas veces vemos un amanecer, siempre nos despierta admiración. El astro rojo surge en el horizonte en un nuevo comienzo. En lo que a mí se refiere, esta hermosa vista borra al menos por un instante cualquier pensamiento de que éste sea simplemente un día más.

A menudo la inspiración espiritual surge como el amanecer, pero a diferencia de los primeros rayos del día — que brindan una intensa pero pasajera sensación de frescura a una habitación o al paisaje — la inspiración espiritual perdura. Se extiende y purifica nuestra comprensión del hombre y de la existencia. Un gran bien conmueve nuestra consciencia y desarrolla una mayor percepción de lo que es real y de lo que somos en realidad.

Recientemente “desperté” a ese amanecer espiritual mientras pensaba en mi trabajo y en los móviles que me impulsaban a trabajar.

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