Recientemente, Redactor de las publicaciones periódicas religiosas de la Ciencia Cristiana, tuvo la oportunidad de hablar acerca de lo que significa ser miembro de La Primera Iglesia de Cristo, Científico, así como también acerca del proceso de afiliación, con Olga Chaffee, Secretaria de La Iglesia Madre.
Olga, cuando alguien está considerando hacerse miembro de La Iglesia Madre, ¿qué te gustaría decirle a él o a ella, acerca de lo que realmente significa ser miembro de esta Iglesia?
Bueno, me gustaría que comprendiera que ser miembro de La Iglesia Madre no es algo pasivo. Ser miembro entraña una muy activa participación en el cumplimiento de la misión de la Iglesia. Es una participación que no solo abarca la enseñanza, sino la práctica de la Ciencia Cristiana. La razón para unirse a esta Iglesia es sanar. Esta puede ser una buena oportunidad para distinguir entre los miembros de una iglesia filial y los miembros de La Iglesia Madre.
Pienso que el hecho de que uno pueda ser miembro tanto de la iglesia filial como de La Iglesia Madre, es una característica única propia de la Iglesia de Cristo, Científico. Y es muy común que un Científico Cristiano sea miembro de ambas. A veces cuando no hay una iglesia filial donde uno vive, sólo se puede ser miembro de La Iglesia Madre. ¿Te gustaría hablarnos un poco de estas dos formas de ser miembro?
Sí. Como estábamos comentando, ser miembro de La Iglesia Madre nos permite participar de las actividades que desarrolla la Iglesia a nivel mundial, en un sentido mucho más amplio; mientras que una iglesia filial permite a los miembros trabajar directamente con su comunidad local.
Desde esa perspectiva, ser miembro de La Iglesia Madre no es algo menos activo que ser miembro de una iglesia local. Pienso que algunas veces se puede tener la impresión errada de que en realidad donde uno trabaja es en la iglesia filial, y quizás simplemente piensa en que es miembro de La Iglesia Madre. Pero lo que estás diciendo es que el papel que cumple un miembro de La Iglesia Madre es muy activo.
Sí. Ser miembro de La Iglesia Madre nos brinda la oportunidad de unirnos a otros miembros en oración para sanar a la humanidad. El hecho de hacerse miembro significa que estás reconociendo para ti mismo y para los demás que participas de este ministerio de curación a nivel mundial.
Bueno. ¿cómo puede saber una persona que está estudiando activamente la Ciencia Cristiana si él o ella ya está lista para ser miembro de La Iglesia Madre?
Pienso que la mayoría lo sabe en su corazón. Recuerdo que yo me sentí lista porque mi corazón estaba lleno de amor por la Ciencia Cristiana y por la humanidad. Uno tiene el deseo de compartir, quiere ofrecer este gran bien que ha bendecido su propia vida. Una buena guía o norma es leer los Artículos de Fe de la Ciencia Cristiana. Y si uno se suscribe a estos Artículos de Fe — vive de acuerdo con ellos, y ellos guían su vida — entonces está diciendo: “Sí, yo puedo cumplir con esto.. . Sí, yo trabajaré para apoyar esto.. . Sí, estoy listo para compartir esto con todo el mundo”.
¿Y ese compartir incluye siempre curación, no es cierto?
La curación es lo fundamental. Siento que es correcto decir que la curación cristiana fue realmente el propósito original de ser miembro, como la Sra. Eddy lo vislumbró en los primeros tiempos de esta Iglesia. Ella previó que los miembros de la Iglesia serían sanadores.
Alguien que está pensando en ser miembro de La Iglesia Madre puede hacerse algunas preguntas básicas que podemos llamar preguntas “elementales”. Por ejemplo, hay un determinado proceso de solicitud. ¿Podrías hablarnos un poco sobre este tan importante aspecto?
Los pasos que deben seguirse se encuentran en el Manual de la Iglesia, por Mary Baker Eddy. Hay disponibles tres diferentes formularios. Pueden pedirlos a cualquier miembro, en las Salas de Lectura de la Ciencia Cristiana, o en las iglesias filiales, o simplemente llamando por teléfono a la Oficina de la Secretaria de La Iglesia Madre, y nos dará mucho gusto explicarles cuál es el formulario que se debe usar y se los proporcionaremos.
El formulario de solicitud requiere de un aprobador y de un refrendario. El aprobador tiene que ser un miembro de La Iglesia Madre que conozca al solicitante. Y el refrendario tiene que ser un Maestro autorizado de la Ciencia Cristiana que conoce al aprobador. Entonces, lo que está haciendo el refrendario es respaldar al aprobador — responde por el aprobador — sin embargo, no es necesario que el refrendario conozca al solicitante.
Entonces el solicitante llena con todo el cuidado posible la solicitud, y el aprobador tiene la responsabilidad de asegurarse de que el solicitante haya llenado la solicitud correctamente. Y el refrendario debe revisarla también.
En realidad el formularios es muy simple de llenar, y algunas veces debido a que es tan simple, podemos pasar por alto pequeños detalles. Pero cada punto es importante, por ejemplo, el especificar en la solicitud si es “Sr” o “Sra” o “Srta”. Alguno puede decir: ¿para qué sirve? Bueno, es algo muy útil. Muy a menudo la gente cambia de nombre, y algunas veces algunos nombres pueden ser usados indistintamente tanto para hombres como para mujeres. Cuando se necesita enviar correspondencia o mantener la información al día, es muy importante tener toda la información y el nombre correcto.
Olga, entiendo que hay veces en que una solicitud no es aceptada, no porque el solicitante no esté listo para ser miembro, sino porque la solicitud de afiliación no está completada correctamente. Esto podría ser algo decepcionante para el solicitante, ¿no es cierto? Entonces, es muy importante que la solicitud esté completada correctamente cuando envía a la Oficina de la Secretaria.
Absolutamente. Una de las condiciones cuando recibimos una solicitud es que si no está completada correctamente, nosotros no la devolvemos. El solicitante tiene que enviar una nueva solicitud. En realidad, el formulario de solicitud tiene muy pocos requisitos.Manual de la Iglesia, pág. 109. No es algo muy complicado. Pero es muy importante tomarse el tiempo necesario y estar seguro de que todo está en orden.
Al comienzo hablamos acerca de cómo una persona que hace su solicitud de afiliación puede reconocer que ya está lista para ser miembro. Algunas veces el miembro al que se le pide que apruebe una solicitud se pregunta: “¿Cómo puedo saber que esta persona está realmente lista para este compromiso?” ¿Qué le dirías al aprobador?
Pienso que es muy importante tener una charla, tener una entrevista. Esto no es un interrogatorio o algo que haga sentir al solicitante que lo están juzgando. La situación se vuelve difícil para el aprobador si piensa que está “juzgando” a alguien para ver si merece ser miembro. Pienso que lo más importante para el aprobador es asegurarse que la persona comprenda cuales son sus obligaciones, cuales son sus deberes, y qué es lo que se espera — tanto de él como de la Iglesia — para que no haya ningún desengaño, ninguna sorpresa. Fundamentalmente, el aprobador quiere saber que la persona está viviendo de acuerdo con las expectativas de lo que significa ser miembro, entonces no hay un sentimiento fracaso o de que está participando en algo que quizás no había pensado detenidamente y no se encuentra listo para ello.
Y la Sra. Eddy, ¿acaso no habló de la necesidad de que los solicitantes sean “cristianos y estudiantes leales y fieles del libro de texto, Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras”? Ibid., Art. VI, Sec. 2.
Sí, eso es muy importante. De hecho, una cuidadosa revisión de todo el Manual mostrará ¡lo fundamental que es el libro de texto para la existencia y el sostenimiento de la Iglesia!
Y esto nos lleva a otra pregunta: Si un solicitante era miembro de otra denominación religiosa, ¿necesita una carta oficial de retiro por parte de esa iglesia? Algunas veces las personas piensan que tienen que obtener una carta oficial de la iglesia, pero no siempre es posible.
Bueno, no se exige una carta oficial. Pero, para que la persona se sienta tranquila y se comporte decorosamente con su iglesia anterior, es conveniente que confirme a todos los interesados que ya no existe una relación. Algunas iglesias no dan cartas de retiro. Otras lo hacen. He leído algunas cartas en donde no solo certifican que el miembro se ha retirado, sino que al mismo tiempo destacan las condiciones cristianas del miembro. Por lo tanto, depende de la iglesia en donde haya sido miembro con anterioridad.
Lo principal es que quede claro, tanto para la persona que está solicitando ser miembro como para el aprobador, que la relación con la otra iglesia ha sido definitivamente disuelta y que el solicitante se encuentra listo para dar el siguiente paso.
Así es. Una de las preguntas que el aprobador puede hacer es con qué asiduidad el solicitante va a los servicios de la iglesia, si su participación es regular, si su estudio es constante y si confía firmemente en las enseñanzas de la Ciencia Cristiana.
Me pregunto si ahora podemos hablar sobre otro aspecto: las cualidades que se deben tener para ser miembro. Hablamos sobre como uno puede sentir en su corazón que ya está listo y que el aprobador puede comentar esto con el solicitante. ¿Qué cualidades — morales por ejemplo — se espera que tenga un candidato, y si estas cualidades han cambiado desde los primeros tiempos que la Sra. Eddy estableció la Iglesia?
¡Se trata de cualidades cristianas, y estas cualidades no han cambiado, en los últimos dos mil años! Cualquiera que haya estudiado la Biblia y Ciencia y Salud, nuestro Pastor, reconocerá que La Iglesia Madre sustenta las cualidades que Cristo Jesús dio a la humanidad. Y, aquí otra vez estamos hablando acerca de expectativas. Sabemos al leer estos libros cuales son las expectativas. Entonces la pregunta es: ¿estoy listo para vivir de acuerdo con estas expectativas y comprometerme con ellas? ¿Es realmente lo que quiero hacer? Es por esta razón que la entrevista con el aprobador es tan importante, ya que en un momento pueden salir a relucir cosas que el solicitante no comprendió que debe pensar en ellas con mayor profundidad. No es “juzgar” el merecimiento de los demás, es simplemente que se deben conocer las normas, y los individuos tienen que resolverlas con Dios.
Se relaciona directamente con el requisito de estar de acuerdo con lo que la Biblia y Ciencia y Salud dicen acerca de ser un cristiano. Todas las normas morales derivan de ellas. ¿No es cierto? Estamos hablando de vivir una vida básicamente moral, recta, honesta.
Esto se relaciona también con la práctica de la curación espiritual. Entonces si un individuo, por ejemplo, es un sincero estudiante de la Ciencia Cristiana, pero en este momento está trabajando en la profesión médica, ¿puede en este caso aspirar a ser miembro de La Iglesia Madre?
Pienso que debe ser muy difícil defender dos sistemas completamente diferentes. Cuando uno se convierte en miembro de La Iglesia Madre, esto incluye asumir una posición pública por lo que uno cree, como uno vive y que es lo que practicamos. ¡Pienso que sería más problemático para el individuo que para la Iglesia en sí! El individuo tendría constantemente un conflicto con sus propias ideas y sentimientos, apoyando algo en que ya no cree más. Entonces, es por este motivo que es muy inteligente para alguien que está relacionado con el sector médico pensarlo muy bien. Preguntamos: “¿Está usted tan listo como piensa para abrazar con todo su corazón la Ciencia Cristiana de una manera pública?”
Algunas veces el ser miembro no sólo requiere de este tipo de compromiso del que estamos hablando, sino también de otros tipos de sacrificios, tales como renunciar a anteriores formas de pensar y a viejas formas de vivir. Pero he visto, y pienso que estarás de acuerdo en esto, que al hacer estos sacrificios no perdemos algo bueno. Siempre es una oportunidad de obtener algo realmente mejor.
Nos eleva. Eleva nuestras normas de conducta.
¿Y aquella persona que está solicitando ser miembro no debería esperar que el estudio de la Ciencia Cristiana le brinde curación sin hacer sacrificio alguno, como aquel que ha sido sanado del hábito de fumar, por ejemplo?
Es cierto, es liberarse, librarse de las limitaciones.
Esto nos conduce a lo que Jesús dijo acerca de servir a dos señores. Es muy difícil ser libre y feliz en nuestra vida si no hemos encontrado un maestro a quien servir: Dios, la Vida divina, la Vida divina, la Verdad y el Amor.
Ahora Olga, en La Iglesia Madre hay miembros de todas partes del mundo y de todos los orígenes. ¿Podrías hablarnos por unos minutos acerca de los niños y jóvenes que desean unirse a La Iglesia Madre?
Por cierto que sí. La Sra. Eddy vio la necesidad de esto. Y hay una disposición que dice que cuando el niño cumple los 12 años, tiene la edad suficiente como para ser miembro de La Iglesia Madre. En este momento, uno de los requisitos es que los niños entre 12 y 18 años, cuando solicitan ser miembros deben presentar una carta firmada por uno de sus padres declarando que apoyan su solicitud. Esto es muy importante, especialmente en otros países debido a que estamos tratando con menores, de acuerdo con la ley del estado. Si uno está familiarizado con la Biblia, sabrá que por tradición los niños de doce años son lo suficientemente grandes como para participar en las actividades de la iglesia y ser miembros formales de la congregación. Ahora tenemos muchas pruebas, en estos más de cien años de Ciencia Cristiana, sobre la capacidad de sanar que tienen los niños.
¿Y un niño de 12 años, o un joven adolescente, tendría que cumplir con los mismos requisitos básicos que tiene una persona de 30 años, y esos son ser cristiano, y ser estudiante leal y fiel de Ciencia y Salud?
Absolutamente.
Olga, yo sé que como Secretaria de La Iglesia Madre vives cada hora y cada día con todo lo que significa unirse a esta Iglesia. Pienso que hay tanta necesidad de sanadores en el mundo y con tanta promesa. ¿Tienes alguna palabra de aliento que quieras compartir?
Considero que el ser miembro de La Iglesia Madre es un privilegio muy especial. Y es tan maravilloso que lo tengamos, que podamos participar de la actividad sanadora de esta Iglesia. Siempre bendice a la persona que participa de este ministerio de curación. Pero no se trata de decir “¿qué sacaré de esto?”, sino de tener la oportunidad de dar. Y es inevitable, que en el mismo momento en que uno está ocupado dando, siempre está recibiendo. Funciona en los dos sentidos. Es un privilegio único en el mundo de hoy. La misión de la Iglesia no es concentrarse en aumentar su número de miembros. La verdadera misión es extender el ministerio de curación. Esto es lo que esta Iglesia le debe al mundo. A través de la Ciencia del Cristo, aprendemos algo muy precioso, algo muy especial. Y nos estamos uniendo para hacer lo que mejor sabemos hacer que es compartir las leyes universales de la curación de Dios con el mundo. Éste es el propósito que alienta a las personas a unirse a nosotros en esta obra.
 
    
