Jesús Fue Un hombre que expresó extraordinaria fortaleza espiritual y una tierna e inigualable compasión. También expresó valentía al enfrentar y vencer la crueldad de sus perseguidores; es más, expresaba amor sanador y perdón a todos sin excepción, tanto a los amigos como a los enemigos, a los enfermos como a los pecadores. Como relata el Nuevo Testamento: “Y salió Jesús y vio una gran multitud, y tuvo compasión de ellos, porque eran como ovejas que no tenían pastor”. Marcos 6:34.
En otra ocasión en que un paria enfermo de lepra se acercó a Cristo Jesús y le preguntó al Maestro si podía sanarlo, la Biblia destaca una vez más la compasiva respuesta de Jesús: “Y Jesús, teniendo misericordia de él, extendió la mano y le tocó, y le dijo: Quiero, sé limpio”. Marcos 1:41. Y el hombre fue sanado
Muchos de los casos que relatan los Evangelios del Nuevo Testamento, ilustran claramente la importancia de tener un corazón compasivo en el ministerio sanador cristiano. La compasión es un elemento del amor que no sólo responde al sufrimiento o al pesar que alguien esté padeciendo, sino que también refleja el profundo anhelo de acabar con ese sufrimiento, de eliminar aquello que está causando el sufrimiento.
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