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¡No te desalientes!

Del número de agosto de 1996 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Las Cosas Buenas no ocurren por casualidad, ni milagrosamente. Son la manifestación natural del gobierno de Dios sobre el hombre, el resultado de la constante acción de Su ley del bien. Es muy lógico que esperemos que el bien se revele con inteligencia en nuestra experiencia, de acuerdo con la ley divina. El hecho espiritual es que Dios, el bien siempre presente, guarda y guía a cada uno de Sus amados hijos, dándoles todo lo que necesitan. Por lo tanto, cuando llega el momento de buscar un empleo o nuestro camino en la vida, no hay razón alguna para desalentarnos o perder las esperanzas. Dios tiene un propósito especial para cada uno de Sus hijos, que nos hará sentir completamente realizados.

Dios, la Mente divina, no tiene favoritos, dándole propósito y oportunidades a unos y a otros no. Si las cosas no salen como deseamos o esperamos en nuestra búsqueda del trabajo adecuado, eso no significa que Él se ha olvidado de nosotros, que nos está castigando o que ha perdido el control de alguna parte de Su universo. Tal vez necesitemos tener más confianza en Su ley perfecta y estar dispuestos a dejar de lado nuestra voluntad y nuestra idea de cómo deben hacerse las cosas.

Quizás las cosas no estén sucediendo tan rápido como nosotros pensamos que deberían ocurrir. Podemos estar alertas para no permitir que la impaciencia se apodere de nosotros y nos haga dar pasos que más tarde deberemos desandar. Confiados en el buen propósito que Él tiene para con nosotros, podemos protegernos contra las sugestiones desalentadoras, tales como "tanta gente está desempleada, ¿cómo voy a conseguir un trabajo?" Podemos recordar que nuestro empleo es responsabilidad de la ley divina y, por lo tanto, por ser Sus hijos, Él nos bendice abundantemente.

En Ciencia y Salud la Sra. Eddy dice: "Estad de portero a la puerta del pensamiento".Ciencia y Salud, pág. 392. En la página 261 del mismo libro ella escribe: "Mantened vuestro pensamiento firmemente en lo perdurable, lo bueno y lo verdadero, y los experimentaréis en la medida en que ocupen vuestros pensamientos".

Una de las parábolas de Cristo Jesús se refiere a la necesidad de vigilar para protegerse contra los malos pensamientos, que pueden causar confusión y nos dejan sintiéndonos vulnerables a la desesperación y desilusión. Hablándole a un hombre cuya casa había sido saqueada por un ladrón, Jesús dijo: "Si el padre de familia supiese a qué hora el ladrón habría de venir, velaría, y no dejaría minar su casa". Mateo 24:43. Con frecuencia, es más fácil mantener al ladrón fuera, que sacarlo una vez que ya invadió la casa.

Un mes antes de graduarse de la universidad, una amiga mía se encontró casi paralizada por la decepción y la desilusión. Sus planes para la vivienda y el trabajo luego de su graduación, se habían derrumbado. Y encima de eso, otras dos ofertas de trabajo se habían esfumado.

Todo parecía perdido, así que le pidió a una practicista de la Ciencia Cristiana que la ayudara por medio de la oración. La practicista le sugirió que estudiara unos pasajes de la Biblia y de las obras de la Sra. Eddy, que afirmaban la verdad de que el plan de Dios, que es completamente bueno para Sus hijos amados, estaba manifestándose continuamente. También la animó a vigilar lo que admitía en sus pensamientos, y a escuchar la dirección de Dios, confiando absolutamente en Él.

Jesús nos mostró la importancia de confiar en la bondad siempre presente de Dios. "Tened fe en Dios", dijo, "... de cierto os digo que cualquiera que dijere a este monte: quítate y échate en el mar, y no dudare en su corazón, sino creyere que será hecho lo que dice, lo que diga le será hecho. Por tanto, os digo que todo lo que pidieres orando, creed que lo recibiréis, y os vendrá". Marcos 11:22–24.

Como resultado de su estudio, mi amiga sintió mucha inspiración. Entonces, un día no mucho después, ella le confesó a la practicista que no había sido obediente. Ella deseaba tanto vivir y trabajar en la ciudad donde estaba su universidad después de graduarse, que había estado determinando el resultado de sus oraciones. Ella admitió: "Si oro a Dios en busca de guía, debería permitirle que me guíe". La practicista estuvo de acuerdo y le explicó que Dios es omnipotente y omnipresente, por lo tanto, Su plan completamente bueno es en realidad el único plan.

Cuando mi amiga pudo decir honestamente que deseaba hacer sólo lo que Dios le indicara, las cosas empezaron a desarrollarse. Fue guiada a inscribirse en un curso especial en la universidad, cerca de su casa. Si era aceptada, eso significaría obtener su postgrado en educación mientras vivía en su casa, ¡sin pagar alquiler! Sin embargo, cuando llegó la contestación de la universidad, le informaban que la clase estaba completa; no obstante, si alguien desistía, ella sería informada inmediatamente. La joven no se desalentó; en cambio se mantuvo firme sabiendo que Dios la estaba guiando y que nada podía interferir con Su buena voluntad para con ella y para con todos.

Poco después, alguien se borró y ella fue aceptada. Tras obtener el título le ofrecieron un maravilloso y excitante empleo de docente, lo que le permitió mudarse a un apartamento que era exactamente lo que ella necesitaba.

El verdadero propósito de cada uno de nosotros es ser la expresión de Dios, Su reflejo. La Biblia nos dice que estamos hechos a Su imagen; por lo tanto, expresamos naturalmente la sabiduría, inteligencia, buen juicio e intuición que provienen de Él y que nos lleva a tomar decisiones correctas. Cuando estamos conscientes de que Dios está siempre guiándonos y protegiéndonos, ¿cómo podemos cometer errores o sentir que nos han abandonado para desalentarnos?

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