Por Qué Razón una persona querría compartir un libro con el mundo si al hacerlo perdería su buena posición en la sociedad y hasta podría ser acusada de estar demente? ¿Por qué querría alguien compartir las ideas que hay en ese libro y exponerse a no tener un lugar para vivir temporalmente ni un hogar, en vez de aceptar la casa gratis y segura de una hermana rica? Optar por ignorar ese tipo de predicciones y sufrir una injusta humillación, son tan sólo dos ejemplos de las difíciles opciones que tuvo que enfrentar Mary Baker Eddy, cuando aceptó el llamado para ser la autora de un libro que es esencial para la salvación del mundo.
La Sra. Eddy consideró que este llamado era un deber impulsado por Dios, que no le daba a ella el lujo de elegir entre su propia comodidad y la demanda de compartir el mensaje de la Verdad. La Sra. Eddy con lealtad y amor — a través de momentos muy difíciles y de triunfo — nunca cejó en su compromiso con Ciencia y Salud. Como autora ella escuchó la dirección de Dios a cada paso del camino. Constantemente revisaba su contenido a través de más de cuatrocientas ediciones con el fin de lograr que su mensaje fuera lo más claro posible.
La Sra. Eddy trabajó con tanta persistencia y cuidó con tanto celo el progreso de su libro, como su producción y circulación. Ella supervisó de cerca la publicación de su obra durante treinta y ocho años. En su biografía, Mary Baker Eddy and Her Books, Boston: The Christian Science Publishing Society, 1978. el editor y escritor William Dana Orcutt cuenta acerca de la meticulosa atención a las exigencias prácticas, y a la invariable percepción que la Sra. Eddy tenía de su libro, y que pudo observar durante los dieciocho años que trabajó de cerca con ella.
La Sra. Eddy consideraba que el mensaje de Ciencia y Salud se iba desarrollando constantemente, así como su demanda. La percepción que obtenía en su oración de la actividad que el Cristo desarrollaba en el pensamiento humano, la impulsaba a esperar que hubiera un progreso en la práctica, y a dar los pasos necesarios respecto a la circulación de su libro. Ella alentaba a sus alumnos a vender el libro. Escribió a dueños de librerías instándolos a tener Ciencia y Salud entre sus existencias, y continuó asegurando su circulación en las librerías mucho después de haber establecido las Salas de Lectura de la Ciencia Cristiana. Ella a menudo enviaba ejemplares del libro a líderes intelectuales de su época, y pedía específicamente a otros que hicieran la mismo. Controló las cifras de las ventas de Ciencia y Salud todas las semanas hasta mucho después de haber transferido la administración de La Iglesia Madre a La Junta Directiva de la Ciencia Cristiana. Y solicitó específicamente a esos mismos Directores que oraran dos veces al día por el libro, para apoyar la receptividad del público al libro, y asegurar su circulación.
Sobre todo, ella organizó una Iglesia gobernada de tal forma que asegurara que el libro, que contenía el mensaje sanador y redentor del Consolador que prometió el Cristo, seguiría estando al alcance de los corazones que lo buscaran. Ella estableció que Ciencia y Salud y la Biblia eran los elementos más importantes de cada actividad de la iglesia, desde sus servicios religiosos y sus Salas de Lectura, hasta la práctica de curación individual de sus miembros.
El llamado que le vino a la Sra. Eddy para hacer que Ciencia y Salud estuviera al aquel de todos, toca a la puerta del pensamiento de todo aquel que ha llegado a reconocer conscientemente el infinito valor que de mensaje. En The First Church of Christ, Scientist, and Miscellany, la Sra. Eddy escribe: '... la demanda de este libro aumenta constantemente".Miscellany, pág. 305. La Sra. Eddy atesoraba cada evidencia de que Ciencia y Salud se estaba vendiendo cada vez más, sin embargo, sus palabras no hacían simple referencia a la situación de las ventas en su época en particular. Eran — y son— una declaración del clamor mental y silencioso de la humanidad por lo que Ciencia y Salud tiene para ofrecer. La pregunta era: ¿cómo podemos responder a esta demanda cada vez más grande?
La Sra. Eddy enfrentó esta respuesta con la más tremenda determinación. Era la urgente necesidad de dar respuesta, de dar la respuesta correcta, que la impulsó con total devoción de pensamiento y acción a escribir y publicar el libro de texto, y fundar una Iglesia que se encargara de diseminarlo por todo el mundo.
El Cristo sanador está a disposición de todos.
Esta declaración de una demanda que "aumenta constantemente", permanece intacta hoy en día. El anhelo visible e invisible que tiene la humanidad de lo que Ciencia y Salud tiene para ofrecer, nunca ha dejado de expandirse, y nunca lo hará. La pregunta que enfrentamos todos aquellos cuyas experiencias en la vida nos han demostrado lo que significa tener la verdadera Ciencia que satisface la demanda de un camino más elevado y santo, es: "¿Cuál va a ser nuestra respuesta?"
Ésta es una pregunta sobre la que todos debemos reflexionar individualmente, teniendo como ejemplo a la Sra. Eddy en lo que se refiere a tomar la decisión correcta, entre simplemente prestar atención a nuestra comodidad — ya sea en la vida diaria o en una iglesia — o bien, dedicarnos a responder a la necesidad del Consolador que tiene la humanidad. En todo momento, la Sra. Eddy podría haber elegido el camino más fácil, pero no lo hizo. ¿Cuál fue el resultado? El Cristo sanador está a disposición de todos.
Constantemente tenemos la opción de elegir el camino más fácil. Todos los días tenemos que tomar la decisión de si debemos o no dar a conocer Ciencia y Salud, o simplemente compartirlo con alguien. ¿Vamos a optar por aprovechar cada oportunidad? Puntos de vista limitados de cómo aumentar la circulación de Ciencia y Salud tratan de desplazar nuestra inspiración e innovación. ¿Acaso les permitiremos hacerlo?
Estar al servicio de la misión de este libro — que por sí mismo sirve a la misión del Cristo — era la opción de la Sra. Eddy a cada paso difícil del camino. La creciente y constante demanda de Ciencia y Salud requiere hoy de trabajadores que estén dispuestos a hacerse eco de las opciones difíciles y valientes que tomó la Sra. Eddy.
Id por todo el mundo
y predicad el evangelio a toda criatura...
Y estas señales seguirán a los que creen:
En mi nombre echarán fuera demonios;
hablarán nuevas lenguas;
tomarán en las manos serpientes,
y si bebieren cosa mortífera,
no les hará daño;
sobre los enfermos pondrán sus manos,
y sanarán.
Marcos 16:15, 17, 18
