Hace Muchos Años en uno de los clásicos episodios del programa de televisión El show de Dick Van Dyke, Richie le pregunta a su padre: “¿De dónde vengo?” Mientras Dick se intranquiliza, transpira y se desespera para hacer que cada palabra sea apropiada para el momento, le contesta de la mejor manera posible. Satisfecho consigo mismo, le pregunta a Richie si entendió. “Creo que sí, pero todavía no has contestado mi pregunta. Timmy nació en Cleveland, y él quiere saber ¡dónde nací yo!”
Aun conociendo lo que es la reproducción física, “las verdades de la vida” quedan intactas. La pregunta: “¿De dónde vengo?” aún perdura. ¿Provenimos de una sustancia viscosa? ¿O de la evolución de los simios? ¿O de una mujer llamada Eva? Todas estas posibilidades dejan mucho que desear si uno sinceramente busca una respuesta que le ayude a progresar en la vida. La respuesta que elegimos es muy importante porque es la base de toda nuestra experiencia actual.
En el transcurso de un día normal, la mayoría de nosotros piensa poco o nada en los primeros dos capítulos del Génesis. El primer capítulo relata la verdadera creación espiritual, mientras que el segundo relata la material. Este último condena al hombre a una serie de problemas materiales de los que no puede salir porque es creado de la materia; y Dios es descrito como el autor de todo lo que es material y destructivo. En cambio, el primer relato otorga al hombre dominio y el bien ilimitado porque el hombre y el universo son creados espirituales y perfectos, y el bien es todo lo que Dios ha creado.
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