¿Alguna Vez Te sentiste vacío, como que te faltaba algo? Así me sentía yo cuando comencé la escuela secundaria. Al principio, ni siquiera me di cuenta de qué era lo que me pasaba. Todo lo que sabía era que ansiaba recibir fortaleza y dirección de un poder superior a mí misma. Más tarde, comprendí que lo que estaba buscando era entender mejor a Dios, y mi relación con Él. Percibí que eso es lo único que podía brindarme satisfacción genuina y duradera.
Durante mi adolescencia, la iglesia a la que asistía no respondía a mi anhelo de algo más. Sentía que no progresaba en mi esfuerzo por conocer a Dios, y recuerdo que oré a Dios para que me mostrara "el camino" y me guiara para conocerlo mejor.
Después de graduarme de la escuela secundaria, fui elegida como aspirante en un teatro con repertorio de verano, y me encontré con muchas personas con estilos de vida muy diferentes al mío. A lo largo de esta experiencia fue necesario tomar innumerables decisiones, tanto pequeñas como grandes. Hice lo mejor que pude, y deseaba hacer lo correcto. Mirando en perspectiva, me doy cuenta de que Dios ya estaba respondiendo a mi anhelo de guía y satisfacción, aunque en ese momento yo no lo sabía.
En el otoño ingresé a la universidad, que estaba bastante lejos de mi hogar. Nuevamente debí enfrentarme a un sinnúmero de opciones. Durante mi primer año como estudiante universitaria fue evidente que aún andaba con incertidumbre, buscando paz y felicidad en la dirección equivocada. Conocí y salí con varios estudiantes que bebían excesivamente. También fumar era una práctica corriente. No pasó mucho tiempo para que comenzara a sentirme muy insatisfecha con este estilo de vida. Me sentía muy infeliz; añoraba mi hogar, y anhelaba que la bondad permanente se manifestara en mi vida. Afortunadamente, a comienzos del verano, regresé a mi casa.
Mi madre había sido criada en la Ciencia Cristiana, pero cuando mis padres se casaron, cada uno de ellos abandonó su religión, y eligieron una que sintieron que podían compartir. Por eso mi madre nunca me había contado acerca de la Ciencia Cristiana. Yo no tenía idea de que existiera una religión como ésta. En esa época ella había decidido estudiar la Ciencia Cristiana nuevamente, y asistir a una filial de la Ciencia Cristiana. (Durante todos esos años había estado leyendo cosas sobre esta Ciencia. Recuerdo que tenía varios folletos pequeños que leía cuando mi padre enfrentaba grandes desafíos en sus negocios.) Me preguntó si quería ir con ella a una reunión de testimonios de los miércoles en la filial local, ya que sintió que yo ya podía tomar mi propia decisión.
Definitivamente le respondí que "¡Sí!" Y verdaderamente me encantó. No podía creer que realmente existiera una iglesia que revelara que hay una Ciencia del Cristianismo. Comprendí que hay leyes de Dios — hechos y reglas ya establecidos — a las que podemos ajustarnos y en las que podemos confiar, y eso, como consecuencia, traerá a nuestra experiencia armonía y bien. Eso era lo que yo había estado buscando. Verdaderamente había regresado a mi hogar.
Cuando comencé a estudiar la Biblia, junto con Ciencia y Salud escrito por la Sra. Eddy, y a orar más profundamente que nunca, sané, naturalmente y sin esfuerzo, del deseo de fumar y de beber. Me di cuenta de que estos caprichos de los sentidos físicos me habían distraído de mi deseo de conocer a Dios y a mí misma como Su imagen espiritual que refleja paz, dominio y satisfacción, cualidades que vienen de Dios, y que sólo podemos percibir a través de los sentidos espirituales. Sentí que no podía progresar mientras estuviera tironeando en dos direcciones diferentes al mismo tiempo.
Junto al título marginal "Puntos de vista cambiados" en Ciencia y Salud, la Sra. Eddy escribe: "Cuando la comprensión cambie nuestros puntos de vista acerca de la vida y la inteligencia de una base material a una base espiritual, lograremos la realidad de la Vida, el dominio del Alma sobre los sentidos, y percibiremos el cristianismo, o la Verdad, en su Principio divino. Eso ha de ser el punto culminante, antes que se llegue al hombre armonioso e inmortal y sean reveladas sus aptitudes. Es sumamente importante — en vista del inmenso trabajo a realizarse antes que pueda venir ese reconocimiento de la Ciencia divina — dirigir nuestros pensamientos hacia el Principio divino, para que la creencia finita pueda estar preparada a renunciar a sus errores". Ciencia y Salud, pág. 322.
En Ciencia y Salud encontré las respuestas a mis preguntas teológicas respecto a Dios y al hombre, y también respecto a Cristo Jesús, y a la naturaleza del mal, la aparente existencia de un poder o presencia opuesta a Dios, el bien. Lo mejor de todo fue que cuando comencé a asistir a la iglesia, me sentí profundamente amada y bienvenida por los miembros. Fue maravilloso poder asistir a la Escuela Dominical durante un año; allí pude hacer todas las preguntas que quise, y el maestro me fue guiando para encontrar respuestas prácticas en la Biblia y en Ciencia y Salud. Poco después fui sanada mediante la oración de un resfriado y de un pie lastimado, y además mi carrera avanzó de una manera maravillosa al encontrar nuevas perspectivas en una especialidad que me encantaba. Aunque varias personas me desalentaron para que no intentara ganarme la vida en ese campo, resultó ser muy provechoso.
Ese fue sólo el comienzo de lo que para mí ha sido un continuo viaje hacia el Espíritu, explorando las consecuencias más profundas de conocer a Dios y al hombre a Su semejanza. Si tú verdaderamente anhelas conocer a Dios — sin importar en qué circunstancias te encuentres — lo encontrarás. Dios está contigo siempre, mostrándote el camino, aunque al principio no te des cuenta. Jesús, el Hijo de Dios, enseñó esto a sus discípulos: "Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados". Mateo 5:6. Es natural que deseemos conocer mejor a Dios. Abrirle nuestro corazón nos ayudará a comprender cuan cerca estamos de Él.
