Aunque Fui Criada y educada con las enseñanzas de la Ciencia Cristiana desde edad preescolar, ésta es la primera vez que escribo un testimonio para expresar mi gratitud por las muchas bendiciones que he recibido al estudiar esta religión tan práctica.
En cierta ocasión, al jugar al básquetbol en una cancha al aire libre, me torcí el tobillo seriamente. El dolor era intenso y regresé a mi casa, pues vivía enfrente. Tuve que permanecer en cama, porque el tobillo se me había inflamado mucho, y el más mínimo movimiento o roce me causaba dolor.
Mi madre y yo oramos y pedimos ayuda a una practicista de la Ciencia Cristiana. Recuerdo que estudié una frase de Ciencia y Salud que habla sobre la locomoción, el cual era un concepto nuevo para mí en esa época. El pasaje dice: “Comprender que la Mente es infinita, que no está limitada por la corporalidad, que no depende del oído y del ojo para el sonido o la vista, ni de los músculos y los huesos para la locomoción, es un paso hacia la Ciencia de la Mente, por medio de la cual percibimos la naturaleza y la existencia del hombre” (pág. 84). También cantamos himnos cuyas letras pertenecen a la Sra. Eddy. Tuve entera confianza, como la de un niño, en el poder y buena voluntad de Dios para sanarme.
El accidente ocurrió un sábado. El lunes por la mañana el problema físico aún no había sanado. No pude ir a la escuela con mis hermanos. Poco después de esto tuve una curación instantánea, tan rápida y completa que pude caminar una milla hasta la escuela, y llegué sólo un poco más tarde. Esta maravillosa y rápida curación me causó una profunda impresión, y me sostiene cuando los problemas que enfrento son aún más difíciles de resolver.
Años más tarde, después de casarme, un día tuve un gran disgusto al notar que faltaba el diamante de mi anillo de bodas. Comencé a pensar desde cuando estaría faltando, y por donde empezaría a buscar. Volví sobre mis pasos de los últimos días con la certeza de que Dios, que todo lo sabe, podía revelarme todo lo que debía saber. Pero no encontré el diamante.
Hicimos el reclamo al seguro para reponerlo. Debido a la inflación, la nueva piedra debía ser más pequeña por el costo, y la tendríamos que encargar especialmente ya que tenía un tallado único. Pero yo continué aferrándome a la Mente divina que es omnisciencia y omniacción. Sabía que el valor y amor que ese diamante representaba, jamás podía perderse ni dejar de ser expresado.
Pasó el tiempo. Teníamos que mudarnos de nuestro apartamento a una casa recién terminada. Al terminar la mudanza, volví al apartamento para pasar la aspiradora y dejarlo limpio para los próximos inquilinos. Estaba casi oscuro y solo quedaba encendida una luz del techo. Cuando comencé la limpieza en la sala, vi un rayo de luz que venía del patio, y que iluminaba mi brillante.
La compañía de seguros se alegró tanto como nosotros de esta prueba de la ley restauradora de Dios, y nos envió una carta agradeciendo nuestra honestidad por informales que habíamos encontrado el diamante.
La Ciencia Cristiana ha sido de gran ayuda en los negocios. Cuando era propietaria de una pequeña compañía impresora, un viernes por la noche noté que me faltaba el depósito bancario cario que había preparado. Llegó el miércoles siguiente y no había aparecido, y necesitaba el dinero para pagar sueldos y cuentas.
Esa noche en la iglesia nos inspiraron las lecturas sobre la provisión espiritual. El relato de cómo Jesús pudo obtener el dinero para pagar los impuestos en la boca de un pez, me ayudó mucho. Él le había dicho a Pedro: “Ve al mar, y echa el anzuelo, y el primer pez que saques, tómalo, y al abrirle la boca, hallarás un estatero; tómalo, y dáselo por mí y por ti” (Mateo 17:27). Esto me dio inspiración. Jesús había necesitado dinero para pagar los impuestos; yo lo necesitaba para pagar gastos. Él había sido guiado por su Padre (y el mío), la Mente divina, el Principio perfecto, a encontrar lo que necesitaba.
El jueves, leí un artículo para niños en el Christian Science Sentinel que tenía este pasaje: “Dios os da Sus ideas espirituales, y ellas, a su vez, os dan vuestra provisión diaria” (Escritos Misceláneos, pág. 307). Me sentí fortalecida con esta idea, y fui a trabajar feliz, con gran expectativa y plena confianza. El mismo día fui guiada adonde se encontraba el depósito bancario extraviado, mezclado entre los artículos de Navidad que íbamos a guardar hasta el año próximo.
Cuando comenté la historia de Jesús y cómo encontró el dinero en la boca del pez con otra Científica Cristiana, ella comentó que Jesús demostró que la provisión está siempre presente, es completa, está a nuestro alcance instantáneamente, y es suficiente. Él probó que la provisión satisface la demanda. Estas ideas continúan ayudándome a diario, aun hoy.
Burbank, California, E.U.A.
La Iglesia Madre
es La Primera Iglesia de Cristo, Científico,
en Boston, Massachusetts.
Sus filiales se denominan Iglesias de Cristo,
Científico, y Sociedades de la Ciencia Cristiana.